El stock ovino de Chubut cayó más de 50% en 40 años y la provincia dejó de ser una potencia lanera

Actualidad23/11/2025Sergio BustosSergio Bustos
ovejas menos
Bajan las majadas.

Hoy quedan menos de 3 millones. El estudio atribuye el derrumbe a la crisis del mercado lanero, las sequías y los desastres naturales, y describe un giro hacia un modelo de menor volumen y alta calidad.

El trabajo “Análisis Histórico, Crisis Estructural y Situación Actual de las Existencias Ovinas en Chubut (1875-2025)”, elaborado por Pedro Eugenio Sánchez, expone una transformación profunda en la provincia que durante décadas fue sinónimo de lana. El stock ovino pasó de un máximo de 6.421.000 cabezas en 1978 a 2.979.864 registradas en 2025, una caída del 53,59%.

El estudio afirma que la actividad atravesó un ciclo completo: expansión, consolidación y declive. Las primeras 47.000 cabezas de 1895 anticiparon un crecimiento explosivo que se sostuvo por más de siete décadas, impulsado por la demanda europea y la colonización productiva del territorio.


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Ese proceso derivó en un período de amesetamiento entre 1958 y 1978, con el punto más alto antes del derrumbe estructural. “El sector pasó de ser una potencia de volumen a una actividad de nicho y de alta calidad”, resume el informe. El cambio no fue gradual: la mayor pérdida de animales se concentró en los últimos 15 a 20 años.

Sánchez identifica dos factores centrales detrás del retroceso. El primero es la crisis permanente del mercado lanero. El auge de las fibras sintéticas desplomó los precios internacionales desde los años 70, mientras que la intervención estatal de Australia entre 1987 y 1991 generó una sobreoferta masiva al liberar el stock acumulado, lo que hundió aún más la cotización de la lana.

Con valores bajos y exigencias de calidad crecientes, los productores quedaron obligados a invertir más para producir mejor, algo que muchos no pudieron sostener. Esto derivó en abandono de campos, pérdida de majadas y dificultades para sostener la rentabilidad.

El segundo factor es climático. La erupción del Hudson en 1991 cubrió de ceniza extensas zonas de pasturas, lo que aceleró la caída de las existencias. Las nevadas de 1994-95 sumaron mortalidad masiva y las sequías crónicas terminaron de reducir la capacidad de carga. A esto se agregó la presión de fauna silvestre, como guanacos y predadores, que compiten por los mismos recursos.


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El informe sostiene que la provincia enfrenta ahora un escenario distinto: no busca recuperar el volumen perdido, sino asegurar la sostenibilidad económica y ambiental, con un enfoque en calidad de fibra y valorización de la carne. Esa línea coincide con herramientas como la Ley Ovina y la Indicación Geográfica, aunque la primera quedó desfinanciada por el gobierno nacional.

Pese a la contracción, Sánchez remarca que la actividad conserva vitalidad. En la zafra 2024 se exportaron casi 15.000 toneladas de lana limpia, con una calidad que mantiene a Chubut en la elite internacional. El estatus sanitario de la provincia sigue siendo un punto fuerte para acceder a mercados exigentes.

La lectura final del estudio apunta a un cambio de paradigma: la ganadería ovina dejó atrás el modelo basado en volumen para moverse hacia una producción más especializada, con menos cabezas pero mayor valor agregado. Ese escenario abre un debate sobre políticas de acompañamiento y estrategias de reconversión productiva en un territorio marcado por la historia lanera.

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