

El enfrentamiento entre Barracas Central y Riestra terminó envuelto en un clima cargado, marcado por la dura lesión de Ignacio Arce y una serie de reacciones que sorprendieron a todos los presentes. El arquero recibió un patadón de Facundo Bruera en plena prórroga, cuando ambos llegaron al mismo tiempo a una pelota profunda que parecía inofensiva. Lo que parecía una jugada común abrió paso a uno de los momentos más calientes de la noche.


El choque ocurrió apenas inició el tiempo extra, cuando Bruera quedó mano a mano y remató con fuerza, impactando directamente la mano izquierda del arquero, que cayó de inmediato. El gesto de dolor de Arce fue tan evidente que generó preocupación instantánea en el estadio. Mientras el delantero celebraba un gol luego anulado, la tensión comenzó a crecer.
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Arce no pudo continuar debido al dolor agudo y pidió asistencia rápida al cuerpo médico, que confirmó que la lesión requería reemplazo inmediato. El arquero salió del campo mostrando su mano afectada, buscando exponer la gravedad del golpe. Su salida alteró al equipo y encendió el fastidio del público.
Ya fuera del juego, Arce intentó acercarse a Bruera para recriminarle la acción, pero sus compañeros lo contuvieron para evitar que el cruce escalara aún más. La indignación del arquero quedó clara no solo por sus gestos, sino por el tono con el que pedía explicaciones. El ambiente, ya tenso, se volvió todavía más espeso.
Al finalizar el encuentro, Arce habló con dureza y expresó su molestia por la actitud del delantero rival. “La actitud dolió, porque están las personas antes que los jugadores”, sostuvo con evidente enojo. Sus palabras se viralizaron rápidamente luego del partido.
En su trayecto hacia el vestuario, Arce volvió a quedar en el centro de la escena al increpar a Rubén Darío Insua, a quien acusó de “mala leche” mientras el entrenador reclamaba su expulsión por sus protestas. El momento generó sorpresa, incluso entre los jueces y allegados presentes. La escena sumó más confusión y discusiones.
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El tumulto aumentó cuando varios suplentes ingresaron sin autorización al campo, lo que obligó a los árbitros a frenar todo por varios minutos. La tensión entre ambos planteles superó lo futbolístico y expuso la tensión acumulada durante todo el encuentro. Solo después de varios intentos se logró reanudar el juego.
La expulsión de Iván Guaraz, ocurrida algunos minutos antes, había sido otro punto caliente de la noche, ya que el mediocampista dejó a Barracas con diez tras un codazo durísimo contra Jonatan Goitía. Esa acción ya había generado malestar previo entre los jugadores de Riestra. El ambiente no parecía calmarse.
Barracas Central, pese a jugar con un hombre menos, sostuvo su rendimiento y logró el 1-0 que lo metió en los cuartos de final. El equipo mostró orden en la prórroga y aprovechó cada espacio que encontró. La victoria quedó opacada por el escándalo, que dominó toda la conversación posterior.
La noche terminó con controles reforzados, discusiones internas y declaraciones cruzadas que prometen seguir en las próximas jornadas. Ambos equipos dejaron el campo con sensaciones opuestas, pero con una tensión que no pasó desapercibida. El torneo continúa, pero el eco del incidente seguirá resonando por un tiempo.

















