El PDFgate de la AFA: especialistas confirman que el Boletín 6625 presentaría señales de manipulación

La controversia conocida como PDFgate volvió a situar a la Asociación del Fútbol Argentino en el centro de una tormenta institucional tras la difusión del Boletín 6625, un archivo que hasta el domingo no figuraba en la web oficial y cuyo origen quedó en duda a partir de análisis técnicos. La dirigencia de Estudiantes de La Plata sostiene que el documento fue incorporado sin respaldo procedimental, mientras prepara un eventual proceso judicial si el Tribunal de Disciplina avanza con sanciones.

El episodio estalló cuando usuarios en redes detectaron que la circular —fechada el 12 de febrero de 2025— había sido creada el domingo por la tarde, minutos después de la victoria de Estudiantes ante Rosario Central, con la marca técnica de generación en AdobePDFMaker registrada a las 19.21. La pieza describía el protocolo para el “pasillo de honor”, una práctica importada de Europa, e indicaba que los jugadores debían ubicarse de frente, en sentido contrario al gesto realizado por el plantel platense.

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La reacción fue inmediata. Mientras el presidente de Barracas Central, presente en la cancha de Riestra, celebraba el triunfo de su equipo, desde Viamonte circularon explicaciones que no lograron calmar el escándalo. “Los boletines no pueden ser alterados porque tienen números correlativos”, señaló el comunicado oficial. Nadie aceptó el argumento, ya que la secuencia cronológica no impide modificaciones en el contenido electrónico de un archivo PDF.

Los peritos consultados por medios nacionales coincidieron en que el documento exhibe irregularidades técnicas. Williams Alfaro, especialista en criminalística y perito de Gendarmería, sostuvo que “es posible modificar un PDF que pertenezca al Boletín Oficial” y explicó que los metadatos —la información que registra creación, edición y sistema utilizado— no determinan por sí solos la manipulación. “Hay que correlacionar con otros datos y analizar otras fuentes de evidencia”, señaló.

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Alfaro remarcó la importancia del hash, un identificador único comparable con un DNI digital. “Cualquier tipo de modificación se va a ver en el número de hash”, afirmó, y recordó que los metadatos son completamente editables incluso con programas gratuitos. Para los peritos, la clave está en verificar si la firma digital coincide con el original, algo que hasta ahora no fue aclarado por la AFA.

A la revisión técnica se sumó el análisis del ingeniero Maximiliano Bendinelli, quien afirmó que “todo se puede modificar y editar, a menos que tenga una firma digital”, y destacó la importancia del uso de TSA (timestamp service) para garantizar integridad. Bendinelli también revisó versiones históricas del documento en Internet Archive, donde observó que el archivo del pasillo presenta fechas recientes que no coinciden con la cronología de otros boletines.

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Otro aporte pericial llegó del divulgador tecnológico Alberto Pietrobón, quien comparó varios boletines y detectó que el 6625 fue creado el día 23, mientras los demás coinciden con sus fechas oficiales. “Los que manejan la web de la AFA son verdes. Pero hay que ver el original”, remarcó, aludiendo a la necesidad de verificar la fuente primaria para determinar responsabilidad.

El conflicto desató preocupación jurídica inmediata porque el artículo 292 del Código Penal establece que adulterar un documento con intención de perjuicio constituye delito de acción privada. Esto podría involucrar a quienes fueron mencionados en el informe arbitral de Pablo Dóvalo, que señaló a doce jugadores por “incitación a la violencia del público local” durante el partido en Arroyito.

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Dentro de ese marco, el equipo legal de Estudiantes trabaja para constatar la veracidad del boletín, presentar el descargo solicitado por el Tribunal de Disciplina y analizar próximos movimientos. La dirigencia, encabezada por Juan Sebastián Verón, está dispuesta a avanzar judicialmente si la AFA sostiene sanciones en base a un documento cuya integridad se encuentra bajo sospecha.