El Papa exhorta a la diplomacia mundial a construir una paz desarmada y desarmante

Actualidad06/12/2025

Papa León XIV

El papa León XIV recibió este sábado a trece nuevos embajadores ante la Santa Sede y utilizó la ceremonia de entrega de cartas credenciales para enviar un mensaje directo a la comunidad internacional. En un escenario global marcado por conflictos, desigualdades y una diplomacia tensionada, el Pontífice sostuvo que la Santa Sede no permanecerá en silencio ante la profundización de injusticias y violaciones de derechos humanos.

Durante el encuentro, celebrado en pleno Año Jubilar de la Esperanza, el Papa llamó a recuperar la confianza como fundamento indispensable para la convivencia global. Señaló que esa confianza debe reconstruirse no solo en la Iglesia y en la vida social, sino también en las relaciones entre los Estados y en la misión diplomática. “Necesitamos confianza para promover la dignidad de cada persona y cuidar la creación”, afirmó.

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León XIV retomó, además, las palabras que pronunció al iniciar su pontificado, cuando recordó el saludo de Cristo resucitado —La paz esté con vosotros— e insistió en una idea que viene sosteniendo desde entonces: la necesidad de una “paz desarmada y desarmante”, una paz que no nace de la fuerza, sino del compromiso interior y del diálogo real entre las naciones.

El Papa profundizó esta visión al remarcar que la paz no se limita a la ausencia de guerra, sino que es “un don activo” que exige renunciar al orgullo y evitar el uso de las palabras como instrumentos de agresión. Advirtió que el avance de la fragmentación global carga de peso a los pueblos y debilita los vínculos de la familia humana, al tiempo que multiplica el sufrimiento de quienes ya viven en condiciones de extrema vulnerabilidad.

En este sentido, León XIV recordó que los pobres y los marginados son los más afectados por la inestabilidad y que la grandeza de una sociedad se mide por la forma en que trata a quienes más necesitan protección. También expresó su preocupación ante el riesgo de que las transformaciones económicas y tecnológicas vuelvan “invisibles” a grandes grupos de población.

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El Pontífice fue categórico al asegurar que la Santa Sede no será un espectador pasivo frente a las profundas disparidades y atropellos que atraviesan la comunidad internacional, y que la diplomacia vaticana seguirá orientada al servicio del bien común, con una atención prioritaria a quienes se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.

Antes de concluir, animó a los nuevos embajadores a trabajar junto a la Santa Sede por una cooperación multilateral renovada en un tiempo que —dijo— la necesita con urgencia. Expresó su deseo de que cada misión diplomática abra puertas al diálogo, fortalezca la unidad y aporte a la paz que “la familia humana anhela con intensidad”.