Milei en Oslo
El presidente Javier Milei retornó este miércoles a la Argentina luego de su viaje a Oslo, donde presenció la entrega del Premio Nobel de la Paz otorgado a la referente opositora venezolana María Corina Machado. La agenda oficial incluía la posibilidad de una reunión entre ambos, pero la demora en el arribo de la dirigente frustró el encuentro, una situación que generó diversas interpretaciones diplomáticas en las horas posteriores.
Según fuentes de Presidencia, la comitiva analizó múltiples escenarios ante la incertidumbre sobre la llegada de Machado. Señalaron que no existía un horario certero y que se evitó cualquier gesto que pudiera opacar la relevancia internacional que adquirió la figura venezolana con el premio, un reconocimiento que la posicionó como símbolo regional de resistencia política.
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Allegados a Machado indicaron que la dirigente habría logrado salir de Venezuela pese a mantenerse en la clandestinidad desde hace 15 meses. La falta de confirmación sobre su llegada a Noruega sumó tensión a la coordinación del encuentro, ya que el equipo presidencial debía definir sus tiempos de regreso para retomar actividades en Buenos Aires.
En el entorno de Milei existió la alternativa de extender la estadía en Oslo con el propósito de concretar la reunión. Ese gesto habría reforzado el posicionamiento argentino frente a la situación política venezolana y consolidado la alianza discursiva entre ambos referentes, aunque finalmente la opción fue descartada por cuestiones operativas y de agenda.
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El Gobierno consideró que una eventual conversación entre Milei y Machado representaba una señal política importante en medio del debate regional sobre derechos y libertades en Venezuela. La ausencia del encuentro abre un compás de espera respecto a una futura reunión, que la Casa Rosada aspira a concretar cuando el contexto diplomático y la movilidad de la dirigente lo permitan.
La expectativa sobre ese diálogo se mantiene vigente, especialmente en sectores que siguen de cerca el vínculo entre los referentes liberales de la región. Para la administración nacional, la relación con Machado sigue siendo estratégica en términos simbólicos y geopolíticos, en un escenario que combina gestos diplomáticos, restricciones personales y una causa que aún concentra atención internacional.
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