Sabatini
La vuelta de Gabriela Sabatini a la Argentina volvió a poner el foco en un conflicto familiar que arrastra años. Lejos de un reencuentro esperado, el silencio y las ausencias reforzaron la idea de un quiebre sin retorno con gran parte de su entorno más cercano.
La primera incógnita surgió alrededor de Ova Sabatini y su posible reencuentro con la ex tenista. Sin embargo, el empresario eligió no profundizar y marcó un límite claro ante las consultas públicas.
“Te agradezco la consulta, pero son temas muy personales de los que prefiero no hablar”, respondió Ova, dejando en evidencia que la situación sigue abierta y sensible.
Según trascendió en televisión, el malestar del lado de Ova persiste y tiene un punto de inflexión marcado. La ausencia de Gabriela en el casamiento de Oriana Sabatini habría dejado una herida difícil de cerrar.
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“Está dolido por todo lo que pasó en el casamiento de Oriana”, señaló el periodista Santiago Sposato, al referirse al impacto que generó la decisión de Gabriela de no asistir.
Con el resto de la familia, el escenario parece aún más rígido. Las versiones indican que Gabriela no tiene intención de recomponer vínculos, con una única excepción posible.
“Salvo con su sobrina, es una decisión tomada la de no tener nunca más vínculo con su familia”, afirmó Sposato, al describir el presente del clan Sabatini.
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El distanciamiento no surgió de un día para otro. Tras la muerte de sus padres, la relación comenzó a resquebrajarse y el tema pasó a manejarse con extremo hermetismo.
Entre los motivos que alimentaron la ruptura aparecen desacuerdos familiares concretos. Ausencias en reuniones importantes, diferencias por una propiedad y miradas opuestas sobre el cuidado de su madre tensaron el vínculo.
“Algo pasó en los últimos meses de vida de Betty o después de su fallecimiento”, deslizó Sposato, mientras el conflicto sigue envuelto en versiones y sin confirmaciones oficiales.
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