Lácteos Verónica detuvo toda su producción por salarios impagos y falta de leche
Actualidad19/12/2025
REDACCIÓN
Lácteos Verónica
La histórica firma Lácteos Verónica atraviesa uno de los momentos más delicados de su trayectoria tras la paralización total de sus tres plantas industriales en Santa Fe, como consecuencia de incumplimientos salariales y la falta de materia prima para sostener la producción. El freno operativo se da en un contexto financiero y comercial que deja a la empresa con escaso margen de maniobra hacia el cierre de 2025.
El conflicto laboral volvió a escalar luego de que la compañía no respetara el cronograma de pagos semanales acordado con la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra). El esquema establecía depósitos de un millón de pesos por trabajador cada lunes para saldar deudas acumuladas, pero durante diciembre los pagos comenzaron a llegar incompletos y fuera de término, lo que derivó en la retención de tareas.
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Como resultado, la actividad quedó detenida en las plantas de Clason, Lehmann y Suardi, donde los trabajadores resolvieron frenar la producción ante la falta de certezas sobre el cobro de sus salarios. La medida dejó sin funcionamiento a toda la estructura industrial de la empresa en la provincia.
A la tensión laboral se suma un problema estructural que agrava el escenario: la empresa no cuenta con leche suficiente para elaborar sus propios productos. La planta de Clason se encuentra completamente detenida por falta de materia prima, mientras que Lehmann y Suardi también permanecen sin actividad vinculada a la marca Verónica.
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La parálisis productiva expone una situación financiera extremadamente frágil. Según registros del Banco Central de la República Argentina, Lácteos Verónica acumula cheques rechazados por más de 10.900 millones de pesos, un indicador que refleja problemas severos de liquidez y dificultades para sostener la cadena de pagos.
El cuadro se completa con una abultada deuda con productores tamberos, que fuentes del sector estiman en alrededor de 60 millones de dólares. De ese total, entre 18 y 20 millones corresponderían a leche cruda entregada y no abonada, una situación que afecta a más de 150 tambos, además de transportistas y proveedores.
La pérdida de confianza derivó en una caída marcada del envío de leche, incluso en una etapa del año históricamente favorable. Muchos productores decidieron redirigir su producción a otras usinas, mientras que parte de la leche proveniente de establecimientos vinculados a los propios dueños de la firma se procesa fuera de la empresa, dejando a Verónica sin insumos básicos.
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En los últimos meses, la compañía sostuvo una actividad mínima a través de contratos de fasón, principalmente en la planta de Lehmann, donde se procesó leche para terceros. Ese esquema, de baja rentabilidad y orientado a cubrir parcialmente salarios, vence el 8 de enero, lo que suma presión a un panorama ya ajustado.
En paralelo, volvieron a circular versiones sobre una posible venta de activos o de alguna de las plantas. En noviembre, la presencia de representantes de Adecoagro en la planta de Clason reactivó especulaciones sobre un eventual acuerdo productivo o una operación de compra, aunque no hubo definiciones oficiales.
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Distintas fuentes del sector señalan que diferencias internas dentro de la familia Espiñeira, propietaria de la empresa, dificultan la toma de decisiones estratégicas. Mientras tanto, los productores comienzan a organizar reclamos visibles y los trabajadores enfrentan el avance del calendario hacia las fiestas sin certezas sobre el cobro de sus haberes, con plantas paradas y negociaciones estancadas.
Fuente: infogremiales
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