
Párense de Manos III: Tras la pelea, Agustín Monzón sorprendió con una propuesta romántica a Julieta Rossi
Otros Temas21/12/2025
REDACCIÓN
La noche de Párense de Manos III dejó una escena inesperada que desbordó lo deportivo. Tras el combate que lo tuvo como protagonista, Agustín Monzón transformó la derrota en un gesto íntimo y público a la vez, con una propuesta que conmovió al estadio de Huracán.


El cruce entre Agustín Monzón y Franco Bonavena reunió dos apellidos pesados del boxeo argentino y sumó expectativa desde el anuncio. La victoria quedó del lado del nieto del Ringo, aunque el clima posterior distó de cualquier rivalidad.
Arriba del ring, ambos boxeadores sellaron la pelea con respeto y palabras conciliadoras. Monzón tomó el micrófono y expresó: “No hay Bonavena sin Monzón, no hay Monzón sin Bonavena. Esto es unión y respeto”, frente a una ovación general.
Luego de ese mensaje, el foco cambió de golpe. Agustín miró a la tribuna, respiró hondo y decidió hablar desde otro lugar, lejos de los golpes y las tarjetas de los jueces.
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“Quería llevarme una victoria emocional”, dijo antes de nombrar a Julieta Rossi. El pedido fue directo y sincero: “Te amo con todo mi corazón. ¿Querés ser mi novia?”, frente a miles de testigos.
Julieta subió al ring, lo abrazó con fuerza y selló la respuesta con un beso que recorrió las pantallas. El estadio celebró el momento con aplausos, gritos y celulares en alto.
Con apenas 23 años, Rossi construyó un recorrido propio dentro de la danza urbana porteña. Reggaeton, urbano, heels y femme style forman parte de un camino que combina técnica, carácter escénico y una fuerte presencia en redes.
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El pasado de Julieta Rossi quedó marcado para siempre por el asesinato de Fernando Báez Sosa en manos de los rugbiers en aquella madrugada en Villa Gesell que cambió su vida. Desde entonces, eligió un camino silencioso y personal para atravesar el dolor, lejos de la exposición pública. Con el tiempo, la danza ocupó un lugar central en su reconstrucción emocional, no solo como disciplina artística sino como un espacio de contención, expresión y sentido, que le permitió volver a proyectarse.

Hoy, Rossi transita una etapa de plenitud profesional en la que aquellos sueños de la infancia toman forma concreta. Los escenarios, las clases y los viajes que antes miraba con admiración se transformaron en parte de su rutina, consolidando una carrera sostenida por trabajo, constancia y una transformación profunda que define su presente y marca un nuevo capítulo en su historia.


















