

MADANES QUINTANILLA: "EN ESTOS AÑOS A MUCHOS DE LES SALIÓ LA CADENA"
El presidente de Aluar-Fate habló sobre la responsabilidad de los empresarios en la corrupción, ...
Actualidad29/09/2017 Actualidad
El presidente de Aluar-Fate habló sobre la responsabilidad de los empresarios en la corrupción, el futuro de la industria, el gobierno de Macri y el legado del kirchnerismo.
Es imposible que Javier Madanes Quintanilla olvide aquella noche de 1963 en que Randolph Churchill, hijo de sir Winston Churchill, prácticamente vació de whiskies y vinos la bodega que los Madanes tenían en su casa de Martínez. Periodista y ya ex miembro del Parlamento británico, Churchill había llegado a la Argentina con su hijo, también llamado Winston, para ser entrevistados por Jacobo Timerman en La hora Fate, un ciclo cultural que esa fabricante de neumáticos auspiciaba entonces y que se emitía todas las noches por Canal 9. La idea había sido de Adolfo Madanes, uno de los fundadores de Fate, que hizo 24 horas antes una comida con los huéspedes e incluyó en la reunión a su hijo Javier, de 11 años.
Será difícil olvidar el recuerdo por razones físicas y afectivas. Aquella es la misma mesa en que, 54 años después, Javier Madanes Quintanilla, ingeniero y presidente del grupo Aluar-Fate, come todas las noches con su familia, y ese encuentro histórico con los Churchill, remite inevitablemente a su padre, el único nombre capaz de hacerlo emocionar durante la entrevista con LA NACION. "Es el día de hoy que pienso que él está acá", dice, y señala la silla vacía del bar Selquet. Años atrás, almorzando con él en la confitería Munich, a este cronista le llamó la atención la austeridad del plato que encargaba el empresario, chauchas con jamón, y tuvo que esperar hasta ahora para atar cabos: era el menú que padre e hijo, Adolfo y Javier, pedían habitualmente en ese lugar. El legado del jefe de la familia, ese emprendedor de origen judío que, por admiración a su mujer, Dolores Quintanilla, se convirtió de adulto al catolicismo, se trasladó a sus hijos hasta en ese detalle trascendental: Javier se bautizó a los 22 años y tomó la primera comunión a los 50.
-Cuando habla con los funcionarios de Macri, ¿tiene la sensación de que la Argentina va a un modelo industrial?
-Esa discusión no es exclusiva de esta gestión, viene de hace más de 50 años: cómo entra, se discute o se proyecta el sector industrial en una matriz diversificada. Hay una cierta tendencia a adjudicarles a los bienes industriales una participación descendente. Una idea de que se puede crear empleo por otras vías con remuneraciones superiores y aprovechar la oferta internacional de los bienes transables a costos menores o producidos con mayores eficiencias, y que la población se concentre en otras actividades.
-¿No es un fenómeno mundial?
-No, no creo que lo sea. Hay países que ven una matriz distinta. Obviamente, éste no es un mundo industrialista, desde ya que no lo es.
-Da la sensación de que allí donde hay salarios altos no puede haber industria manufacturera tal como la conocemos.
-A ver..., hay una tendencia a proveerse de esos bienes en otro lugar. Y aplicar los recursos humanos a otras actividades.
-¿Ese proceso no es irreversible?
-Parecería que es irreversible.
-¿Y es bueno o malo?
-Si logramos un contrato social que permita que la gente esté mejor en un proceso de industrialización, de incremento de los servicios, y el éxito se va logrando sin la eliminación de los seres humanos, es bueno. Ahora, esto es lo mismo que la salud y los jubilados: si para tener una mejor salud tenés que matar a la mitad de los jubilados, probablemente haya una mitad que no va a estar de acuerdo. Creo que la productividad se va logrando: la máquina reemplaza al hombre, no vamos a volver a economías primarias, sería imposible, pero me parece que no estamos haciendo un proceso de cambio inteligente y ordenado en el mundo, más allá de la Argentina.
-Un problema para un industrial como usted.
-Bueno, depende. Uno puede ser industrial y no obcecado. Entender que su actividad tiene un espacio menor. De todas maneras, siempre lo que uno hace se puede hacer mejor, aunque ocupe un rol menor en la sociedad.
-Aunque tenga que cambiar su manera de producir.
-Va más allá de eso. La industria se ha adaptado a los cambios tecnológicos. Lo que pasa es que podés producir aluminio más eficientemente, con menos electricidad, menos gente. Hay un día en que te encontrás con que no necesitás producir sino una cantidad muy baja de aluminio.
-¿Porque nadie se lo va a comprar?
-Exactamente. Y eso puede ocurrir con muchos bienes. Cambian los hábitos de consumo. Cosas que han ido desapareciendo.
-¿El kirchnerismo tuvo una política industrial?
-Definitivamente no.
-¿No?
-En primer lugar hay que ser sincero. El sector empresario en general, y el industrial en particular, goza de una mala reputación hace muchos años: se considera que es prebendario, que promueve la corrupción, improductivo e insensible socialmente.
-¿Y no es nada de eso?
-Algo de eso debe ser porque, en general, hay bastante opinión formada sobre el tema.
-Bueno, pueden ser prejuicios.
-No, creo que hay un poco más que prejuicios. Efectivamente algunas de esas cosas las vivimos. Se ven. Lo malo es generalizar. Esto de decir que si vos no aceptás transgresiones éticas no podés trabajar en la Argentina es un error. Vos podés trabajar decentemente, no te hace falta recurrir a prácticas fuera de la ética.
-¿No pasa que si un contratista no coimea, no trabaja?
-Mirá, yo no te puedo dar mucha explicación porque nosotros hace rato que no contratamos con el Estado. O sólo lo hacemos muy tangencialmente. Pero no creo que todo sea corrupción. Francamente, no lo creo. Hay un nivel de corrupción alto, creo que en los últimos años fue más evidente que en otras épocas.
-¿Por qué?
-A más gente se le salió la cadena, me parece. Y hubo una sensación de impunidad ya muy manifiesta.
-¿Del sector privado o público?
-De ambos. Pero no tiene por qué ser así. No creo que sea algo mortal y que no se pueda revertir. Se va a ir revirtiendo lentamente. Y además, a veces uno lo habla con gente que contrata con el Estado y te dice: "En definitiva, si yo no acepto cierto tipo de reglas de juego, dejo sin empleo un montón de gente". La pregunta es, llegados al extremo, ¿qué es peor o qué es mejor? Las cosas tenés que tratar de hacerlas dentro de los límites de lo que en el futuro no te avergüence. O puedas mostrárselo a tus hijos y a los que vienen. Creo que en un momento eso se va a entender. No todo es ganar dinero en esta vida.
-Pero es difícil decir "cierro".
-Depende de lo que quieras de tu vida. En más de una ocasión se te puede presentar una situación terriblemente tentadora y sin embargo decir que no.
-¿Y usted? ¿Se tragó sapos en estos asuntos o siempre se mantuvo firme?
-Te diré que si me he tragado, me he tragado sapitos muy chicos. He tratado siempre de no meterme en este lío. Una vez que te metés, no salís más.
-¿Y sufrió costos?
-Se te mira mal, sí. Tenés problemas, sí. Te ponen trabas.
-Porque no está solamente el Estado: están los socios, los sindicatos.
-Por supuesto. Es como que, digamos, abrís una reja y salen todos los animales. Y a todos juntos no los podés agarrar. Sí, es así.
Corrupción y responsables
-¿Por qué no pudimos ser Australia?
-Australia se estructuró mediante una fusión de gente que venía de las peores condiciones con los peores crímenes. Entonces hubo un pacto: alguien pudo llegar a pactar reglas de juego distintas para el futuro. En un momento dado se pusieron de acuerdo en que de ahí en adelante la cosa iba a ser distinta. Y se pusieron de acuerdo. En la Argentina lo podés hacer perfectamente.
-¿Por qué sí el sistema en Brasil hizo la limpieza que no hizo la Argentina?
-Es un poco complicado. Parecería que nosotros todavía estamos un poco atrás en la calidad institucional. No sé si Brasil tiene una altísima calidad institucional, pero está haciendo un esfuerzo por mejorarla. Y acá nos está costando: hay un sistema que está muy cerrado y sacar los trapitos al sol cuesta mucho.
-¿El sistema político o el empresarial?
-Es la suma. Acá, si no juntaras las diferentes partes, el problema no lo tendrías. La mezcla del sector privado, el sector sindical, la Justicia, la política?, es un combo.
-¿Quién es más culpable, el que paga o el que recibe?
-Es lo mismo.
-¿Aunque uno sea el que ponga las reglas?
-Es exactamente lo mismo.
-¿Cree que Macri puede llegar a tener un gobierno honesto?
-No hay ninguna razón por la que no lo pueda hacer, sí.
-Bueno, porque muchos de ellos, empezando por él, vienen de la patria contratista que aceptó viejas reglas.
-Sí, pero, a ver... Primero, a mí no me parece correcto que haya que generalizar. Creo que las personas tienen sus aciertos y sus errores. Si uno se refiere concretamente a la familia del Presidente, y en particular al papá, el papá fue un hombre al que mucha gente le adjudica metodologías poco claras para ganar contratos con el Estado. Pero ésa es una parte de la película: la otra es que fue un tipo que siempre le dedicó mucho empuje a generar empleo. Fue un tipo muy creativo. Es muy difícil saber cómo juega todo eso en la mente de un hijo: es una ecuación que el Presidente va a tener que resolver. Y yo creo que, siendo una persona joven, que ha tenido la suerte de formarse, de poder leer experiencias pasadas, tiene toda la chance de armar una gestión mucho más pura de la que nos hemos acostumbrado a tener, sobre todo en la década anterior.
-¿Hasta ahora ve al Gobierno transparente?
-Yo no percibo cosas extrañas. Al contrario: preocupación porque las cosas tengan mayor nivel de transparencia. Entre los funcionarios, por supuesto, hay cosas que surgen y que a uno le generan dudas: si un tema se bloquea antes de ir a la Justicia y hay quienes lo están favoreciendo para que no salga a la luz. Pero son suposiciones: yo no veo un crimen organizado en este momento, realmente no lo veo.
-¿Por qué dice crimen organizado?¿La corrupción de los últimos años fue eso?
-Creo que tuvo un gran nivel de ordenamiento. No creo que hayan sido cosas sueltas. Han tenido una matriz definida.
-¿El kirchnerismo? ¿El menemismo?
-De diferentes maneras. En la década menemista se instaló el concepto de dejar hacer. Y vos tenías un líder que no contaba los billetes todas las noches o abría su caja de seguridad, pero que en el dejar hacer miraba para otro lado permanentemente. Y pasaron cosas desagradables, muy desagradables. Durante el kirchnerismo la cosa fue un poco distinta: no se dejaban pasar tantas cosas, pero había un mayor involucramiento directo en temas que terminaron siendo catastróficos.
-¿Qué piensa de la Argentina? A veces parece una trampa: nadie quiere hacer el ajuste porque tiene costo social, pero si no se lo hace no se crece y también hay costo social.
-Creo que este gobierno no cae en el gradualismo porque sí. Antes de ganar la elección tenía muchas dudas de cuál iba a ser su éxito político. Y de repente, los resultados fueron superiores a las expectativas: se encuentran con que tenían que administrar un país, no solamente una Capital o una provincia. Y me parece que en ese momento recién se tomó plena conciencia del descontrol de las variables que venía habiendo. Ahí creo que se empezó a ver que había una alta probabilidad de entrar en un mecanismo hiperinflacionario. Y un gobierno que accede a una gestión con un riesgo de hiperinflación?, a aquellos que tienen que conducir les huele muy mal. O sea, de ahí a salir en helicóptero hay tres pasos.
-Si devaluaban, por ejemplo.
-Si se daba más aire en todos los aspectos, sí. El momento en que te lo tenés que dar es ése. Una vez que pasaron esos meses y no elegiste ese camino, ya definiste un modelo más gradual, no podés cambiarlo. Ahora tendrás que ir recorriendo ese camino y tratando de hacer las correcciones no por cambio de precios relativos violentos, sino más finos.
Minibiografia
Nacimiento? Nació el 4 de noviembre de 1952. Tiene 64 años y tres hijos
Estudios? Fue al colegio Liceo Franco Argentino y se recibió de ingeniero en la Universidad Católica Argentina
Empresas Con su familia, controla el 72,58% de las acciones de Aluar, la única productora de aluminio de la Argentina y una de las mayores de América del Sur. También controla a la fabricante de neumáticos Fate
"Presentarse a trabajar no es tema de discusión"
Uno de los temas que desvela a Madanes Quintanilla -y a la mayor parte de los empresarios argentinos- es el altísimo nivel de ausentismo laboral en sus plantas. Los hombres de negocios aseguran que el inédito porcentaje de faltas de sus empleados -que supera ampliamente al 4% que registró en forma histórica el sector- es una de las causas que explicar por los problemas de costos y competitividad que enfrenta la industria nacional. "Nosotros tenemos un tema muy delicado en San Fernando (de Fate), donde el sector neumáticos es el único que está manejado por la CTA. Hoy estamos en un orden de 13, 13,5% de ausentismo con una pelea permanente para encontrar la forma de achicarlo", sostiene Madanes.
El presidente de Aluar y Fate sostiene que se trata de un problema cultural que trasciende al ámbito empresario. "Es un tema que lo vamos a tener que resolver porque es inviable una industria con ese nivel de ineficiencia. Eso es una ineficiencia clarísima. Puede haber un problema salarial, pero el peor problema es el cultural: por qué un señor considera que va a tener el respeto de sus pares no concurriendo a un trabajo y adulterando un documento", señaló el empresario.
¿Es un tema sindical? "Yo no creo que sea un tema sindical que un tipo vaya a trabajar, que mienta en su concurrencia al trabajo. Es un tema de una vida en sociedad normal." Madanes destaca que el problema del ausentismo laboral se siente con mucho más fuerza en la planta de Fate. "Ese problema en Madryn no lo tenemos. En Abasto, por ejemplo, lo tenemos en mucho menor grado. Y muy fuerte concentrado el problema en San Fernando", sostuvo el empresario.
Números de aluminio
600 millones
Es la facturación en dólares que alcanzó en 2016 Aluar, la fabricante de aluminio que representa el principal activo del grupo industrial que preside Javier Madanes Quintanilla
2245 empleados
Es la fuerza laboral de Aluar. De ese total, casi dos tercios corresponden a empleados que tiene la compañía en su planta de Puerto Madryn, provincia de Chubut
460 toneladas
Es la capacidad en miles de toneladas de aluminio que tiene la planta de Aluar en Madryn. La fábrica trabaja con una pureza promedio de 99,83 por ciento
70% exportaciones
Es el porcentaje de la producción de Aluar que se destina a la exportación. La planta de la compañía además abastece la totalidad de la demanda interna de aluminio
Fuente y foto: Diario La Nación
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