PARQUE NACIONAL LOS ALERCES: 6 AÑOS COMO PATRIMONIO DE LA UNESCO

El título de Patrimonio de la Humanidad, es otorgado por la UNESCO a sitios que, por su importancia cultural o su belleza natural única, deben ser resguardados y merecen la atención del mundo. Este hecho nos permite tomar conciencia acerca de la importancia de preservar ese legado para las generaciones futuras.

En el caso del Parque Los Alerces, el criterio para la denominación de Patrimonio, fue contener fenómenos naturales o áreas de una belleza natural y una importancia estética excepcionales, y contener los hábitats naturales más representativos e importantes para la conservación in situ de la diversidad biológica, incluyendo aquellos que alberguen especies amenazadas que posean un valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia o la conservación. 

Los Alerces fue el cuarto parque argentino en ser protegido por UNESCO, por ser considerado una pieza fundamental en la conservación de los ecosistemas boscosos de la Patagonia, que juegan un papel central en la biodiversidad mundial. 

Pero además de su riqueza biológica, los alerces son un patrimonio cultural por el carácter sagrado que tienen para las culturas originarias, que lo veneraban mucho antes de la declaración de la UNESCO.

Un viaje en el tiempo

Los mapuches llamaban a los alerces “lahuan” que significa “abuelo, el que guarda sabiduría”. Ellos sabían que estos árboles son milenarios. Los alerces son de las especies vivas más antiguas del planeta, sus troncos parecen arrugas, y sus hojas, pequeñas escamas. Es que hay una relación profunda entre estos árboles y el tiempo, no sólo porque viven miles de años, sino porque su crecimiento es demasiado lento, solo un milímetro por año. 

Como toda familia, la gran familia del bosque también tiene un abuelo y así es llamado uno de los antiguos alerces del Parque que cuenta con aproximadamente 2600 años y la misma altura que el obelisco. Pero en lugares de difícil acceso, hay ejemplares que superan los 4000 años.

La inmensidad de este bosque, su belleza, la longevidad y el tamaño imponente de los gigantes que lo habitan, nos recuerda que somos pequeñas y breves fragmentos de un ecosistema milenario, Patrimonio de la Humanidad.