SARDON SUEÑA CON LLEGAR A PRIMERA SIN DESCUIDAR LA ESCUELA

El objetivo es claro para estos jóvenes: llegar a Primera División y ganarse la vida jugando al fútbol. Todas las mañanas, después de un desayuno ligero, los entrenamientos ocupan el primer lugar en sus agendas. Mantener la concentración es clave, pero para adolescentes que viven lejos de sus familias, algunos a cientos de kilómetros, la tarea no es sencilla. Tras las intensas jornadas de entrenamiento, un desafío igualmente crucial los espera después del almuerzo: completar la secundaria.

Para la mayoría de los chicos y chicas en Argentina, la escuela es un camino obvio, una obligación que se espera cumplir hasta los 17 o 18 años. Sin embargo, para los adolescentes que aspiran a ser futbolistas profesionales, compatibilizar la vida escolar con la preparación física, los partidos y los viajes se convierte en un reto monumental. Algunos logran equilibrar ambos mundos, mientras que otros se ven forzados a priorizar el fútbol, abandonando sus estudios en el proceso.

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Ramiro Sardon, un joven de 14 años de Chubut, destaca el apoyo que recibe de sus tutores en la organización de su aprendizaje y en la contención emocional. "Con ellos hablamos de la vida, te aconsejan un montón. Si salgo mal del entrenamiento y no quiero trabajar, la tutora me pregunta cómo estoy; es como una psicóloga. Entiende lo que nosotros pasamos cuando estamos estresados o extrañamos a nuestras familias", cuenta Ramiro, subrayando el papel crucial que juegan los tutores en su vida.

Lisandro, otro joven futbolista, describe su experiencia educativa como un “aprendizaje autónomo”. Cada jugador tiene un plan de estudio personalizado que se adapta a su nivel de conocimiento y a su capacidad de autonomía. Inspirado en el modelo "relacional" del educador colombiano Julio Fontán, este método se estructura en cuatro etapas: punto de partida, investigación, producción y relación. El enfoque no está tanto en los contenidos, sino en el desarrollo de habilidades fundamentales.

Los programas educativos están diseñados para conectar la formación académica con el fútbol. Los jóvenes aprenden Historia a través de la historia del club, conceptos de Física a partir del movimiento del balón, y mejoran sus habilidades de comunicación preparando charlas TED sobre su vida y experiencia en el deporte. "Si los jugadores logran relacionar sus aprendizajes con lo que viven día a día en la cancha, esos aprendizajes se vuelven significativos, y ellos serán mejores deportistas", explican los encargados del programa, David y Forschberg, quienes insisten en que el fútbol y la educación van de la mano.

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