


La denuncia alega que La Regina mató pingüinos usando una topadora en su estancia cercana a Punta Tombo. El juicio generó controversias por la falta de pruebas físicas.
"No encontraron ni una pluma", subrayó La Regina, destacando la ausencia de pruebas que acrediten la muerte de pingüinos en su propiedad.
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El productor explicó que las zonas protegidas están definidas en el Plan de Manejo de Punta Tombo. Este plan permite actividades sostenibles fuera del área intangible.
La Regina criaba vacas en su estancia y aseguró que cumplió con todas las normativas. "La ganadería está permitida en la zona", recordó.
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Los movimientos de suelo, según La Regina, fueron mínimos y ocurrieron antes de la llegada de los pingüinos. "No hubo una topadora", aclaró.
El juicio incluyó testimonios y mapas que, según La Regina, fueron manipulados. El productor mencionó la omisión de un mapa que mostraba la ubicación real de los pingüinos.
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"Participé en un censo de pingüinos", contó La Regina, resaltando su colaboración con investigadores en otras oportunidades.
El conflicto tiene un trasfondo familiar. Disputas por tierras y herencias con un tío complicaron más la situación.
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La familia de La Regina sufrió hostigamientos, incluyendo drones sobrevolando su propiedad. "Es una persecución sin fundamentos", denunció.
El productor mencionó prácticas de científicos que, según él, son dañinas para los pingüinos. Criticó la colocación de dispositivos en los animales.
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"Los métodos de investigación son agresivos", afirmó, cuestionando la ética detrás de algunos estudios.
El proceso judicial impactó económicamente a La Regina y afectó su salud mental. "Esto me afectó profundamente", confesó.
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La Regina apelará la sentencia y confía en que se revele la verdad. "Todo se armó sobre mentiras".




