FRUTILLAS DE CHUBUT IMPULSAN CAMBIOS EN LA PATAGONIA

La región innova con frutillas cultivadas gracias a energías renovables, transformando la producción agrícola y fomentando la sostenibilidad.

Chubut16/12/2024REDACCIÓNREDACCIÓN
Frutillas
Frutillas

Un proyecto revolucionario combina horticultura intensiva con energías renovables en la estepa patagónica. Las Frutillas del Viento nacen de una iniciativa sustentable. Esta propuesta impulsa cambios sociales, económicos y ambientales en la región.

La iniciativa RedER Chubut busca integrar energía solar y eólica en la producción agrícola. Promueve la sostenibilidad y mejora las condiciones de trabajo de los productores. Este enfoque es una innovación tecnológica y prácticas tradicionales de la región.

El proyecto cuenta con el apoyo de instituciones nacionales e internacionales. La Unión Europea, ONGs y el INTA impulsan su desarrollo. También participan escuelas técnicas, que fabrican molinos eólicos y paneles solares.

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Más de 12 productores rurales ya forman parte de esta iniciativa. Se distribuyeron 18.000 plantines en localidades como Esquel y Cholila. Los cultivos utilizan sistemas de riego por goteo movidos por energías limpias.

“Este proyecto es un sueño cumplido para los productores locales”, afirmó Eduardo Miserendino, del INTA Esquel. El clima de la estepa, antes visto como adverso, ahora impulsa la horticultura intensiva. La Patagonia comienza a diversificar su producción agrícola.

César Cárdenas dejó su trabajo como colectivero en Esquel para dedicarse al cultivo de frutillas. “El año pasado logramos cosechar mil kilos de frutillas”, comentó emocionado. Este proyecto transformó no solo su vida, sino también la de su familia.

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En Paso del Sapo, Milo Grenier convirtió su granja ganadera en un espacio de cultivo innovador. “Antes solo criábamos ovejas y vacas. Ahora tenemos 1.400 plantas de frutillas”, explicó orgulloso. La capacitación del INTA fue clave para este cambio.

Molinos eólicos y paneles solares impulsan los cultivos de manera eficiente. Estos sistemas reducen costos operativos y optimizan recursos en zonas áridas. Además, disminuye el impacto ambiental en la producción agrícola.

Las frutillas producidas en la Patagonia abastecen los mercados de todo el país. Viveros locales distribuyen plantines a provincias como Tucumán y Santa Fe. Esto permite extender la oferta de frutillas durante todo el año en Argentina.

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La combinación de energías renovables y técnicas agrícolas modernas beneficia a las comunidades locales. Los productores logran mayor productividad y contribuyen a un modelo sustentable. Este equilibrio es fundamental para el futuro de la región.

El proyecto también fomenta la inclusión social y genera empleo local. Capacita a familias rurales y fortalece sus economías familiares. La Patagonia está creando un modelo agrícola más justo y equitativo.

La sinergia entre instituciones y productores es la base del éxito de este proyecto. “Trabajando juntos podemos superar cualquier obstáculo”, destacó Miserendino. Este enfoque colaborativo asegura resultados sostenibles a largo plazo.

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El impacto de esta iniciativa trasciende el ámbito agrícola. Promueve conciencia ambiental en comunidades rurales y fomenta la educación sobre energías renovables. Este modelo puede replicarse en otras regiones del país.

La Patagonia está redefiniendo el concepto de producción agrícola. Las Frutillas del Viento son un ejemplo de innovación y sostenibilidad. Este modelo representa un futuro prometedor para la región y el país.

   

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