

RODRIGO REY Y SU MENSAJE DE INCLUSIÓN: “ES LO QUE SOY, APRENDÍ A CONVIVIR CON ESO”
El arquero de Independiente habló sobre su forma de hablar y cómo lo afecta en su vida y en el fútbol. Un testimonio valioso que invita a la reflexión.
Deporte16/02/2025

Rodrigo Rey, arquero de Independiente, abrió su corazón y compartió un testimonio profundo sobre su forma de hablar. “Mi cabeza va más rápido de lo que hablo y muchas veces en eso se genera una traba en mí”, expresó en una charla sincera. Sin dramatizar su situación, reconoció que convivió toda su vida con esta particularidad y que, lejos de intentar ocultarla, aprendió a aceptarla.
A lo largo de los años, el fútbol lo expuso a distintas situaciones. Desde chico, enfrentó miradas curiosas, comentarios y momentos incómodos. Nunca le dio un nombre específico a lo que le sucede, pero sabe que algunos lo llaman disfluencia, otros tartamudez. “Es lo que soy. Es mi manera, es mi forma y aprendí a convivir con eso”, afirmó con seguridad.
Rey confesó que, en algunas situaciones, prefería callarse. No por vergüenza, sino por evitar frenar y sentirse observado al hablar. Sin embargo, con el tiempo, esa actitud le generó un conflicto interno. “Me quedaba con cosas por no querer o por no tener que frenar y hablar delante de todos”, admitió. Cuando llegaba a su casa, sentía que algo no estaba bien. No se reconocía en esa autocensura.
El fútbol, un mundo de alta exposición y exigencia, no siempre es un espacio de contención. En las canchas, la pasión a veces se desborda y los insultos cruzan límites. “En las canchas muchas veces gritan sobre ese tema: ‘Eh, tartamudo’”, relató. Pero más allá del impacto personal, lo que más le preocupa es la influencia de esos comentarios en los demás.
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Rey reflexionó sobre el efecto que pueden tener esos insultos en chicos que atraviesan situaciones similares. “Nadie piensa que puede haber gente, chicos al lado de esa persona, que tienen algo similar a lo mío”, planteó. Para él, la problemática va más allá del fútbol. Se trata de una cuestión social.
El arquero se puso en el lugar de un niño que sueña con jugar al fútbol pero que, al escuchar esos comentarios, duda si podrá afrontar la exposición. “Capaz ese niño dice: ‘Uh, pero si yo llego ahí, tengo que bancarme que me griten estas cosas’”, expresó con preocupación. Situaciones así pueden marcar la confianza y el autoestima de un chico en formación.
Con este testimonio, Rey deja en claro que el problema no es solo lo que le dicen a él, sino el mensaje que se transmite. Para él, la sociedad aún tiene mucho por aprender en términos de respeto e inclusión. Los estadios reflejan conductas arraigadas que es necesario cuestionar.
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En un momento de su vida, además, la paternidad le sumó una nueva perspectiva. Como padre de un niño con autismo, su mirada se amplió. Comprendió aún más la importancia de hablar y visibilizar ciertas situaciones. “Hoy teniendo la posibilidad de ser una persona pública, quiero ayudar”, aseguró con convicción.
Para él, la mejor manera de generar un cambio es compartiendo su experiencia. No busca lástima ni excusas. Simplemente quiere que se entienda que hay realidades diversas y que es clave aprender a convivir con ellas sin prejuicios. “La forma de ayudar es esta, hablando”, concluyó.
El testimonio de Rodrigo Rey trasciende el fútbol. No se trata solo de un arquero de Primera División. Su mensaje apunta a una reflexión más profunda sobre la empatía y la inclusión. En un mundo donde la exposición es cada vez mayor, su postura invita a pensar antes de hablar y a cuestionar actitudes que, sin intención, pueden afectar a otros.
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El fútbol, como reflejo de la sociedad, tiene el poder de cambiar ciertas lógicas. Pero ese cambio solo será posible si todos aportan desde su lugar. La cancha no debería ser un espacio donde la diferencia sea motivo de burla, sino un escenario de respeto.
Rey se animó a hablar de un tema que muchos prefieren evitar. Sin buscar reconocimiento, puso sobre la mesa una cuestión que merece ser discutida. Porque detrás de cada palabra, de cada comentario, puede haber una historia que merece ser escuchada.







