


El Gimnasio Municipal N° 1 celebró su 50° aniversario con una emotiva jornada que reunió memoria, deporte y comunidad. El intendente Gerardo Merino encabezó el acto con palabras que destacaron la importancia de este emblema para la ciudad. Hubo homenajes, recuerdos y una reafirmación del compromiso con el deporte local.
Durante el acto se entregó la bandera de Trelew a la Escuela 21 “Lewis Jones”, institución que impulsó la fundación del gimnasio. El gesto simbólico reconoció el rol fundamental de sus directivos, docentes y alumnos en el nacimiento del espacio. La bandera quedó en manos de la directora actual, Verónica Bustamante.
Merino subrayó que el gimnasio “es parte de la identidad trelewense”, tanto por su impacto deportivo como social. Recordó que en épocas difíciles funcionó como refugio ante inundaciones y que fue cuna de atletas reconocidos a nivel nacional e internacional. El jefe comunal celebró que por primera vez se realice un homenaje de esta magnitud.
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El intendente también confirmó que su gestión asumió el compromiso de mejorar las instalaciones tras años de abandono. “Nos tocó arreglarlo, lo hicimos y ahora podemos disfrutarlo en mejores condiciones”, dijo ante los presentes. Admitió que aún quedan obras pendientes, pero hay planificación en marcha.
Uno de los momentos más conmovedores llegó con las palabras de Guillermo “Coco” Belsunce, exdirector de Deportes provincial. Con voz entrecortada relató cómo se construyó el gimnasio en solo tres meses, gracias al esfuerzo colectivo. “Fue una obra titánica, sin banderías, con toda la comunidad trabajando unida”, expresó.
Belsunce destacó la labor de la cooperadora de la Escuela 21 y el acompañamiento de sindicatos, comercios y el Municipio. Contó que se realizaron campañas para reunir materiales y que el gimnasio fue levantado “a pulmón”. “Esto demuestra lo que podemos lograr si nos unimos por algo que nos trasciende”, afirmó.
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La ceremonia también sirvió para transmitir la historia a las nuevas generaciones y poner en valor a los pioneros. Desde el escenario, varios exprofesores de educación física compartieron anécdotas y agradecieron la posibilidad de volver a ese lugar. Los aplausos coronaron los testimonios de quienes dejaron huella en esas paredes.
Merino cerró el acto recordando que el gimnasio representa más que un edificio: es símbolo del esfuerzo y la identidad de Trelew. Valoró el espíritu de aquellos que lo levantaron con sus propias manos y confió en que ese legado seguirá creciendo. “No hay ciudad posible sin deporte, sin cultura ni comunidad organizada”, concluyó.




