México prohibió el maíz transgénico y reforma su constitución para defender el maíz nativo

Actualidad01/04/2025Sergio BustosSergio Bustos
maiz transgenico
Prohiben el maíz transgénico.

México formalizó la prohibición del maíz transgénico. Lo hizo a través de un decreto que modifica dos artículos clave de su Constitución. El cambio apunta a proteger el maíz nativo, base de la alimentación y la cultura mexicana.

El nuevo texto del artículo 4 prohíbe cualquier modificación genética en el maíz. Establece que el cultivo debe mantenerse libre de técnicas que alteren su reproducción natural. Se blinda la producción frente a la biotecnología.

El artículo 27 garantiza soberanía alimentaria y desarrollo rural. La reforma apunta a sostener un modelo agroalimentario sin dependencia de empresas transnacionales. La tierra y las semillas vuelven al centro del debate.

La presidenta Claudia Sheinbaum justificó la decisión. “Buscamos preservar la biodiversidad, la salud del pueblo y la soberanía alimentaria”, expresó en conferencia. El maíz vuelve a ocupar un lugar estratégico en la política nacional.

El maíz es un símbolo cultural en México. Representa más que un cultivo. Es parte de la identidad colectiva. La tortilla, base de la dieta, se elabora con maíz blanco no transgénico.

México produce 27 millones de toneladas de maíz por año. El 85% corresponde a variedades blancas. Gran parte se destina al consumo directo. La reforma constitucional afecta de forma directa esa cadena productiva.


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El decreto impide el ingreso libre de semillas modificadas. Toda importación o uso de maíz GM deberá pasar por un filtro legal riguroso. El país endurece los controles frente a la biotecnología agrícola.

El Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo expresó cautela. Advirtieron que la norma aún deja espacios grises. “Las corporaciones siguen al acecho con nuevas formas de manipulación genética”, dijeron desde Oaxaca.

Las organizaciones indígenas exigen mayor consulta. Denuncian que los tratados internacionales no respetaron sus derechos. “Nadie nos preguntó antes de firmar el TLC o el TMEC”, plantearon en un reciente comunicado.

El tema cobró fuerza tras un fallo adverso ante Estados Unidos. La disputa comercial obligó a México a aceptar importaciones de maíz transgénico. El conflicto aceleró el impulso político de la prohibición.

La plataforma Desinformémonos criticó el modelo comercial. Sostuvo que los tratados promueven la privatización de las semillas. “Los gobiernos entregaron la soberanía en bandeja”, denunciaron en una nota del 5 de febrero.

Las empresas semilleras buscan nuevos mecanismos. Apuntan a tecnologías no cubiertas por la legislación tradicional. México intenta anticiparse a esas estrategias. La reforma apunta a cerrar todas las puertas.

El decreto no tiene precedentes en la región. México se convierte en el primer país de América Latina en prohibir por Constitución el maíz GM. El debate podría replicarse en otros países.


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El impacto en el comercio internacional será clave. Estados Unidos exporta maíz transgénico a gran escala. México era uno de sus principales destinos. La medida podría tensionar aún más las relaciones bilaterales.

El nuevo marco legal fortalece las economías campesinas. Las organizaciones rurales celebraron la iniciativa. “Se reconoce al productor como custodio del maíz”, dijo un referente del movimiento campesino.

Las semillas nativas ganan respaldo institucional. La protección alcanza al patrimonio genético local. El maíz criollo vuelve a ocupar un rol central en la política alimentaria. La defensa del alimento como bien común se fortalece.

El decreto no prohíbe toda biotecnología. Solo impide la que modifique el maíz genéticamente. Quedan habilitadas otras innovaciones que no alteren la base genética. La regulación se enfoca en preservar lo ancestral.

La Secretaría de Agricultura deberá reglamentar la norma. Se espera una guía detallada para el control de semillas, cultivos y alimentos. El monitoreo será clave para evitar filtraciones.

Los productores deberán adaptarse. Las empresas semilleras deberán reconfigurar su oferta. También se revisarán los contratos vigentes con proveedores internacionales. El cambio es estructural.

La medida tiene base científica y cultural. No responde solo a un rechazo ideológico. Diversos estudios vinculan el maíz transgénico con efectos ambientales adversos. La biodiversidad es el eje del nuevo paradigma.

La salud también forma parte de la decisión. Algunos estudios advierten sobre impactos posibles del consumo prolongado de transgénicos. México optó por el principio precautorio. Prefirió prevenir antes que lamentar.


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La reforma genera reacciones globales. Activistas y científicos del mundo saludaron la decisión. México marca un precedente en la lucha por la soberanía alimentaria. La atención mundial se posa sobre sus campos.

El maíz es más que un cultivo en México. Es raíz, historia y futuro. La reforma no solo protege un alimento. Protege una forma de vida, una identidad.

Los pueblos originarios celebraron la decisión. Para ellos, el maíz es sagrado. La norma refuerza su lucha por la tierra y la semilla. “Volvimos a sembrar dignidad”, dijeron desde Chiapas.

La biodiversidad es el nuevo eje del agro mexicano. La política apunta a un modelo sustentable. Con eje en el campesinado y los saberes ancestrales. El maíz nativo, otra vez protagonista.

El decreto redefine el concepto de progreso. Ya no se mide por transgénicos ni patentes. Se mide por salud, tierra y comunidad. México inicia otro camino.

   

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