


El fútbol argentino atraviesa una crisis silenciosa que empieza a dejar huellas profundas en planteles, entrenadores y cuerpos médicos. Desde fines de 2020 hasta hoy, 104 futbolistas de Primera División sufrieron roturas de ligamentos, una cifra que prende todas las alarmas en un campeonato cada vez más exigente y competitivo.
El año más crítico es el actual: en lo que va de 2024, ya se contabilizan 39 casos, marcando un récord sin precedentes en el historial reciente del fútbol profesional argentino. Las lesiones afectan por igual a titulares, suplentes y juveniles, lo que deja expuesta una problemática que atraviesa a todos los clubes.
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Entre los equipos más golpeados aparecen Banfield, Gimnasia y Rosario Central, con ocho jugadores lesionados cada uno. Le siguen Sarmiento con siete, y luego River, Godoy Cruz y Newell’s, con cinco casos cada uno. Las estadísticas confirman que no se trata de una cuestión puntual, sino de un fenómeno transversal.
Según especialistas, los factores que explican esta ola de lesiones son múltiples: excesiva acumulación de partidos, escasa recuperación, estrés físico y mental, campos de juego en mal estado, y hasta el uso de botines con tapones semicirculares, que no ofrecen la misma estabilidad que los tradicionales.
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El médico Jorge Batista, referente en medicina deportiva, alertó públicamente sobre el tema: “El fútbol argentino es sumamente difícil. Calendario apretado, presión extrema, campos malos, fatiga. No veo una salida rápida. Se seguirán rompiendo cada vez más jugadores, esto es inevitable”.
Batista también criticó la falta de políticas preventivas: “No hay programas serios de prevención porque corregir las variables implicaría tocar intereses económicos. Una pena”. Para el especialista, en el fútbol europeo se protege más al jugador, con reglamentos más estrictos y calendarios menos agresivos.
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El impacto de estas lesiones va más allá de la cancha. Una rotura de ligamentos implica entre seis y nueve meses de recuperación, lo que puede alterar el rendimiento colectivo de un equipo y comprometer la carrera individual de un jugador. En algunos casos, significa perder torneos completos.
Si bien muchos clubes trabajan en planes de fortalecimiento y prevención, la mayoría de las medidas llegan tarde o no alcanzan para revertir una tendencia que se agrava. La rotura de ligamentos, considerada una de las lesiones más temidas en el deporte, está convirtiéndose en una epidemia en el fútbol argentino.
Mientras tanto, los cuerpos técnicos deben reorganizarse semana a semana ante nuevas bajas. Y los futbolistas, más allá de los entrenamientos, cargan con la tensión constante de lesionarse, una presión que también repercute en su rendimiento mental.
Fuente: NA







