

Javier Rodas y Edgar Galeano, unidos por siempre en el fútbol y el corazón
Deporte22/04/2025 Cristian Roldán
Javier Rodas y Edgar Galeano. Más que futbolistas, son símbolos de una amistad que trascendió camisetas y que nació antes incluso de que ellos pudieran patear una pelota.
Una relación que va más allá de los colores. Javier, referente de Guillermo Brown, e hincha del club. Edgar, ídolo en Deportivo Madryn, el eterno rival. La rivalidad, sin embargo, se quedaba en la cancha. Afuera, los une un lazo irrompible.
Esta historia empieza décadas atrás, cuando sus padres, Eran compañeros en la Prefectura. Lo que selló un vínculo que sigue vivo y fuerte como nunca.
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Para Javier, la relación se construyó con la naturalidad de quienes comparten no solo juegos, sino también valores y afecto. Y con los años, no solo lo siguieron creyendo, lo eligieron. Como en tantas amistades nacidas en barrios futboleros, en torno a una pelota de fútbol. Desde muy chicos, compartieron canchas en campeonatos barriales infantiles.
Fueron creciendo juntos y con ellos, también la intensidad de su vínculo. Lo que empezó como juegos en la infancia, se transformó en salidas, anécdotas y momentos inolvidables. Algunos felices, otros difíciles, pero todos vividos juntos.
En la cancha, sin embargo, no había contemplaciones. Javier era defensor y Edgar delantero. El fútbol les enseñó a competir, pero también a respetarse aún en la rivalidad. Los caminos los separaron en la adolescencia, pero el fútbol volvió a unirlos lejos de casa.
Mientras Edgar defendía la camiseta de Independiente de Avellaneda, Javier hacía lo propio en Banfield. Ambos vivieron juntos en Buenos Aires, en plena adolescencia.
A pesar del tiempo y la distancia, su amistad sobrevivió a todo. En 2003, la vida les dio otra oportunidad de compartir club cuando Edgar Galeano se sumó a Guillermo Brown.
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Ya en Deportivo Madryn, Edgar volvió a ser rival de Javier dentro de las canchas. Pero fuera de ellas, el cariño seguía intacto. Como siempre. Como toda la vida. De chicos, se trataban como primos. De grandes, se consolidaron como hermanos.
El fútbol les dio muchos conocidos, compañeros y hasta rivales. Por eso, lo que tienen entre ellos es tan valioso. Y por eso también, cuando se ven, no hay caretas ni protocolos. Solo risas, recuerdos y complicidad.
A Javier y a Edgar los separaban los colores de sus camisetas, pero los une una historia de vida que emociona. Una historia que nació en los potreros de Puerto Madryn, se afianzó en canchas profesionales y hoy marcaron una nueva generación.
Javier se encuentra vinculado al futbol como Técnico y el Cholgita con otra profesión. Pero saben que ambos tienen el respeto enorme de la comunidad futbolera.







