Francisco y el cardenal Becciu
El cardenal italiano Angelo Becciu, de 76 años, anunció este martes su renuncia a participar en el próximo Cónclave para la elección del nuevo Papa, tras haber sido condenado en 2023 por delitos financieros.
La decisión se produce pocos días después de que el Vaticano fijara el inicio del Cónclave para el 7 de mayo y se conocieran documentos firmados por el Papa Francisco que determinaban la inelegibilidad de Becciu como elector. El escándalo que derivó en su condena sacudió a la Santa Sede y marcó un giro sin precedentes en la política de transparencia impulsada por el pontífice.
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A través de un comunicado difundido por medios italianos y agencias internacionales, Becciu expresó que su decisión responde a su deseo de preservar la unidad y la serenidad del proceso de sucesión papal. “Por el bien de la Iglesia, a la que he servido y continuaré sirviendo con fidelidad y amor, he decidido obedecer como siempre he hecho a la voluntad del papa Francisco y no entrar en el cónclave, a pesar de seguir convencido de mi inocencia”, sostuvo.
La declaración apunta a reafirmar su vínculo con la institución eclesial, pese al proceso judicial que lo marginó del círculo cardinalicio activo.
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Si bien Becciu había superado los 80 años —edad a partir de la cual los cardenales no tienen derecho a votar en el Cónclave—, su caso generó confusión, ya que participaba activamente de las congregaciones generales previas. El Vaticano aclaró posteriormente que, desde la pérdida de sus derechos cardenalicios en 2020, Becciu figuraba como no elector. En la congregación celebrada este lunes, el secretario de Estado Pietro Parolin presentó documentos oficiales del Papa que reiteraban esta exclusión.
El origen del conflicto se remonta a una serie de operaciones financieras irregulares vinculadas a la compra de un edificio de lujo en Londres con fondos de la Secretaría de Estado. La investigación reveló también donaciones sospechosas a una organización gestionada por un hermano de Becciu.
En 2020, al estallar el escándalo, el Papa Francisco le retiró sus derechos y privilegios cardenalicios, aunque le permitió conservar el título formal. Tres años después, un tribunal del Vaticano lo condenó a cinco años y seis meses de prisión por abuso de poder y malversación.
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La renuncia de Becciu a participar en el Cónclave representa un gesto que busca evitar tensiones internas en el colegio cardenalicio y acatar el nuevo rumbo que Francisco ha imprimido a la gestión de la curia romana.
La medida, aunque simbólicamente fuerte, también sirve como mensaje de tolerancia cero hacia la corrupción dentro del Vaticano. El pontífice, que desde el inicio de su mandato abogó por la reforma administrativa y financiera de la Iglesia, consolidó su postura con esta exclusión avalada por decreto.
Desde distintos sectores eclesiásticos, se valoró la decisión de Becciu como un acto de disciplina eclesial, pese a la insistencia del purpurado en mantener su inocencia. Voceros del Vaticano no han emitido declaraciones adicionales, pero fuentes cercanas al proceso de organización del Cónclave aseguraron que la medida facilita un clima más armónico para las deliberaciones. Se espera que el próximo 7 de mayo se dé inicio a un proceso de elección marcado tanto por la continuidad doctrinal como por la exigencia de transparencia interna.
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