Así se escapó y así lo atraparon: la fuga y captura del femicida de Ana Calfín

Miguel Alejandro Vargas Nehuen, el hombre declarado culpable del femicidio de Ana Calfín en Chubut, protagonizó una fuga que encendió las alarmas del sistema judicial y activó una compleja operación de búsqueda que involucró a fuerzas de seguridad de dos países. El prófugo fue finalmente detenido este sábado en la comuna chilena de Castro, en el archipiélago de Chiloé, gracias a un trabajo coordinado entre la fiscalía chubutense, la Brigada de Investigaciones de Esquel, Interpol y la Policía de Investigaciones de Chile.

La fuga comenzó luego de que Vargas, pese a haber sido declarado culpable por homicidio agravado por el vínculo y violencia de género, aún se encontraba bajo prisión domiciliaria por decisión judicial. El 11 de abril fue condenado por un jurado popular, y debía asistir el martes 15 a la audiencia de cesura de pena, donde se definiría su condena, que podría ser prisión perpetua. Pero nunca llegó: se escapó de su casa sin dejar rastro.

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Desde entonces, comenzó una búsqueda contrarreloj. La fiscal Rafaela Riccono lideró el operativo desde el Ministerio Público Fiscal del Chubut, con el respaldo de organismos de inteligencia criminal. Fue ella quien impulsó las tareas de localización que permitieron, en primer término, confirmar que el prófugo había cruzado la frontera hacia Chile.

Una vez establecida esa hipótesis, la estrategia cambió de escala: se recurrió a Interpol y la Cancillería Argentina, que articularon con autoridades chilenas los exhortos formales para allanar el lugar donde se ocultaba Vargas. A través de una línea de información obtenida por inteligencia, se logró ubicar una cabaña en Castro, una localidad insular al sur del país trasandino, donde el condenado había decidido esconderse.

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El juez de garantías autorizó el procedimiento de urgencia. Con orden judicial en mano, y la colaboración de la Policía de Investigaciones de Chile, se concretó la captura. Vargas fue hallado en el interior de la cabaña sin oponer resistencia. A partir de ese momento, quedó a disposición de la justicia chilena, bajo custodia de dos juezas de la comuna de Castro.

En paralelo, la fiscalía de Chubut ya presentó el pedido formal de extradición, acompañado por la documentación legal correspondiente y los anexos requeridos. La solicitud fue elevada a la Cancillería argentina, que dará curso al procedimiento diplomático para su repatriación.

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Una vez que regrese al país, la Oficina Judicial de Esquel deberá reprogramar la audiencia de cesura, etapa clave para fijar la pena definitiva, que se presume será de prisión perpetua, en función del delito por el cual fue encontrado culpable: homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género.