


Sebastián Suárez Lloyd se consagró como uno de los mejores asadores del país en la Fiesta Provincial del Jabalí junto a su compañera Cecilia Oses. La competencia se realizó en Guardia Mitre, Río Negro, y reunió a los más destacados cocineros a fuego de Argentina. La dupla representante de Puerto Madryn logró quedarse con la Copa Peumayen tras horas de trabajo intenso.


La fiesta se celebra todos los años durante mayo, coincidiendo con la temporada de caza del jabalí en la región. Guardia Mitre es un pueblo pintoresco al que se accede cruzando el río en una balsa, lo que ya convierte la experiencia en una aventura diferente. Allí, en el Coto de Caza Peumayén, cada participante debe demostrar su habilidad para asar con técnica, paciencia y respeto por las reglas.
La competencia exige mucho más que cocinar bien: incluye preparación, ambientación y vestimenta temática. “Hay que caracterizarse con elementos tradicionales, nosotros fuimos vestidos de galeses”, contó Sebastián en una entrevista con #MODO17. En vez de usar ropas gauchas, llevaron delicias como tortas galesas para compartir y reforzar su identidad cultural.
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El jurado no solo prueba el sabor final del jabalí, sino que observa cada detalle desde el momento en que comienza la cocción. No se permite fumar, consumir alcohol ni hablar en tono inadecuado con el público o con otros equipos. “Todo suma o resta puntos, desde cómo tratás a la gente hasta cómo ponés el alambre en el asador”, explicó.
Los organizadores entregan el animal y la leña, pero permiten incorporar algún toque propio siempre que se ajuste al reglamento. “Nosotros llevamos jarilla desde Chubut porque allá no hay y aporta un sabor especial”, reveló Sebastián. Solo pueden usarse sal y pimienta como condimentos, sin líquidos ni técnicas invasivas.
Cada dupla tiene tres horas y media para asar el jabalí sin moverlo salvo una vez, y con aviso a los jurados. El objetivo es lograr un sabor equilibrado, una cocción justa y una presentación cuidada, todo bajo estricta supervisión. “Lo clavás, cocinás y solo lo das vuelta una vez”, resumió Sebastián sobre la exigencia del certamen.
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Este fue el segundo año en que la dupla participó del evento, luego de haber quedado cuarta en la edición anterior. Este año, sin embargo, el nivel fue aún más alto por la participación de cuatro parejas campeonas nacionales. “Uno de los campeones estaba en el stand de al lado, eso te motiva y te exige más”, reconoció.
La dupla logró destacarse a pesar de la competencia, recibiendo elogios por el sabor logrado y por la técnica utilizada. Uno de los jurados es nada menos que el técnico de la selección argentina de asadores, lo que agrega prestigio al reconocimiento. “Nos dijeron que el gusto era espectacular y que estuvimos a la altura”, contó emocionado al aire de #LA17.
El jabalí que cocinaron pesaba alrededor de 13 kilos y fue asignado por sorteo, como ocurre con todos los equipos. Nadie elige su pieza, lo que obliga a adaptarse a la condición del animal entregado. El sorteo es parte de las reglas para garantizar igualdad entre todos los participantes.
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Además del esfuerzo de cocinar, la fiesta también implica compartir, ofrecer comida y representar a una comunidad. Los participantes no pueden vender lo que llevan, pero sí ofrecer degustaciones y mostrar su tradición. “Cada grupo comparte lo que trae, y nosotros mostramos la cultura galesa con mucho orgullo”, dijo Sebastián.
La jornada empieza temprano y termina pasadas las cinco de la tarde, en un ritmo exigente que mezcla tensión y alegría. El tiempo vuela entre fuego, aroma a leña y conversaciones con los visitantes que se acercan al stand. “Fue agotador, pero la felicidad lo compensa todo”, afirmó mientras repasaba la experiencia.
Guardia Mitre sorprendió a muchos por su hospitalidad, sus instalaciones y la belleza natural que ofrece al visitante. El pueblo tiene camping, baños y duchas, y se convierte en un epicentro del turismo rural durante la fiesta. Muchos asadores ya lo consideran una cita obligada cada mayo.
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Sebastián no es un asador de toda la vida, sino que llegó a la competencia desde la pasión y la curiosidad. Cocinaba desde siempre, pero comenzó a participar en certámenes gracias a su suegra y su compañera de dupla, Cecilia. “Antes cocinaban mis amigos, ahora soy yo el que se pone frente al fuego”, relató entre risas.
La competencia también es una oportunidad para compartir con la familia, que acompañó y apoyó desde el primer momento. Los Suárez, los Lloyd y los Oses dijeron presente y celebraron el triunfo en Guardia Mitre. “Cuando estás rodeado de los tuyos, todo se disfruta más”, agregó Sebastián.
Ahora la meta es volver y repetir el logro dos veces más para quedarse con la copa en forma definitiva. Según el reglamento, quien gane tres ediciones consecutivas se lleva el trofeo a casa. “Vamos por eso”, dijo con determinación, sin descartar un tatuaje con cuernos de jabalí si lo logran.
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Puerto Madryn ya tiene su representante en la élite de los asadores nacionales, y su historia recién empieza. Con identidad propia, respeto por la tradición y sabor patagónico, Sebastián y Cecilia demostraron que el fuego también puede contar una historia. “Hombre mirando al fuego, hombre feliz”, concluyó con una sonrisa.







