Crisis: Georgalos vende sus marcas Mantecol, Toddy y Palito de la Selva
Actualidad18/05/2025
Sergio Bustos
Georgalos vende sus principales marcas.
Georgalos decidió desprenderse de una parte central de su historia. La compañía puso en venta los derechos comerciales de Mantecol, Palito de la Selva y Toddy, tres productos clásicos del mercado argentino de golosinas.
La decisión responde a la crisis económica que atraviesa la industria. Según informes del sector, las ventas de estas marcas cayeron casi un 15% durante el primer tramo de este año.
El Banco Santander fue contratado como asesor financiero de la operación. La entidad se encargará de buscar interesados y canalizar ofertas por las licencias y activos vinculados a las tres marcas más populares del portfolio de Georgalos.
La empresa no reveló nombres de posibles compradores. Tampoco brindó fechas concretas ni detalles sobre las condiciones de venta. Solo se sabe que el paquete podría alcanzar los 200 millones de dólares.
Mantecol representa un símbolo nacional en la industria alimenticia. Su fórmula fue creada en la década del 40 por inmigrantes griegos. El producto se convirtió en un clásico de las fiestas argentinas durante generaciones.
Palito de la Selva es parte de la infancia de millones. Su sabor y sus envoltorios con historietas acompañaron recreos escolares, kioscos de barrio y cumpleaños durante décadas.
Toddy es una marca que expandió su alcance en los últimos años. Ingresó al mercado de galletitas, bebidas chocolatadas y otros productos pensados para el consumo juvenil y familiar.
Georgalos había recuperado Mantecol en 2022 tras perderlo en 2001. Durante la crisis del corralito, la marca fue vendida a Cadbury, pero regresó a manos argentinas luego de dos décadas de negociaciones.
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El retorno de Mantecol fue celebrado como un logro nacional. La noticia generó orgullo y emoción entre consumidores que recordaban el sabor original y su identidad local.
Ahora, la venta genera tristeza y preocupación. “Mantecol no se toca”, expresaron usuarios en redes sociales, que compararon la noticia con una pérdida cultural más que comercial.
La caída del consumo golpeó fuerte al sector de las golosinas. La inflación redujo el poder adquisitivo de las familias, que priorizan productos esenciales y dejan de lado los alimentos de placer o recreativos.
El costo de producción también afectó a la compañía. Los precios de insumos clave aumentaron sin freno. La rentabilidad se redujo y la empresa tuvo que reevaluar su estructura.
Georgalos había iniciado un plan de expansión ambicioso. Compró nuevas marcas, relanzó líneas tradicionales y sumó una planta de producción en la provincia de La Rioja para abastecer el interior del país.
La crisis forzó un cambio de estrategia y el ajuste fue inevitable. La venta de marcas forma parte de un plan para sostener otras unidades productivas y garantizar la viabilidad de la compañía.
El sector alimenticio vive un proceso de reconversión. Muchas empresas medianas enfrentan dificultades para competir en un mercado con alta concentración y escasa demanda.
Los analistas advierten sobre la extranjerización del mercado. Las marcas históricas pueden pasar a manos de grupos sin vínculo cultural, centrados solo en la rentabilidad a corto plazo.
El valor emocional de estas marcas supera lo comercial. “Mantecol es parte del ADN nacional”, sostienen quienes crecieron con estos productos en cada etapa de su vida.
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Toddy ingresó al consumo masivo con nuevas versiones. Su adaptación a las preferencias actuales incluyó nuevos sabores, promociones y presencia en redes sociales, pero no logró sostener los niveles de venta esperados.
Palito de la Selva resistió al paso del tiempo. Mantuvo su fórmula clásica y su identidad visual, aunque también sintió el impacto de la retracción del mercado y la competencia de productos importados.
La operación se realizará en bloque, pero podría desmembrarse. Si no aparece un comprador integral, podrían venderse las marcas por separado. Todo dependerá de las ofertas y las condiciones finales del mercado.
Los trabajadores de la empresa siguen la situación con cautela. Temen por el futuro de las plantas, los equipos de trabajo y las condiciones laborales que acompañarán a una eventual venta.
Georgalos aclaró que no hay cambios inmediatos en la producción. Las líneas de fabricación seguirán activas mientras se desarrolla la etapa de negociaciones con posibles compradores.
Las góndolas seguirán ofreciendo los productos mientras duren los stocks. Los canales de distribución no recibirán modificaciones hasta que se defina el futuro de las marcas.
La compañía conserva otros productos y licencias. Su historia no termina con esta venta, aunque la pérdida de estos íconos modifica su identidad y su posicionamiento.
El precio estimado del paquete refleja su valor simbólico. Las tres marcas juntas podrían superar los 200 millones de dólares, una cifra que pocos actores del mercado local pueden afrontar.
Los posibles compradores aún no se conocen. Podrían ser fondos de inversión, multinacionales o empresas nacionales interesadas en recuperar o mantener el legado argentino de estos productos.
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La operación marcará un nuevo capítulo para estas marcas. Su continuidad, calidad y presencia dependerán del enfoque del nuevo dueño y de su compromiso con el mercado argentino.
Georgalos cierra una etapa de su historia con esta decisión. Lo hace bajo presión financiera, pero también con el desafío de reinventarse sin sus productos más icónicos.
El sabor de Mantecol, el caramelo de Palito y el aroma de Toddy seguirán en la memoria popular. La crisis transformó la industria, pero los recuerdos no se licúan.
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