


Un grupo de vecinos de Puerto Madryn denunció públicamente el cierre irregular de varios caminos en la zona de El Doradillo. Las rutas de acceso a distintas playas fueron bloqueadas con grandes pilas de ramas de tamariscos, cortadas directamente en la zona, lo que generó un fuerte repudio por parte de residentes y visitantes frecuentes del área protegida.


La situación fue registrada y difundida por los propios vecinos a través de redes sociales. Publicaron imágenes en las que se observan los caminos taponados con vegetación arrancada del lugar, dispuesta de forma intencional para impedir el paso de vehículos y personas hacia las playas del sector.
Las fotos muestran caminos cortados en plena zona turística de El Doradillo. Se ven ramas de tamariscos apiladas en medio de senderos de ripio y tierra, que habitualmente son utilizados por turistas, pescadores y residentes para acceder al mar y a sectores naturales de recreación y contemplación.
Los vecinos expresaron su preocupación por el impacto de esta acción sobre el ambiente y el uso público del espacio. Aseguraron que no se trata sólo de un cierre de caminos, sino de una actitud que atenta contra la libre circulación, el turismo, la conservación del paisaje y la integridad de una zona valorada por su belleza natural y su biodiversidad.
Además del bloqueo de accesos, repudiaron la tala de tamariscos como parte de esta maniobra. Señalaron que estos árboles son fundamentales para el equilibrio ambiental del área, ya que brindan sombra, protegen el suelo y ofrecen refugio a distintas especies de la fauna autóctona, especialmente durante los meses de altas temperaturas.
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El tamarisco es una de las especies vegetales predominantes en la costa norte de Madryn. Su presencia está vinculada a la contención de suelos, la generación de sombra en playas sin infraestructura y la protección contra el viento. Su destrucción representa una pérdida ecológica significativa en una zona que busca conservar su valor natural.
Los vecinos también advirtieron que El Doradillo no es un sitio cualquiera. Se trata de una reserva natural urbana que ha sido destacada como uno de los mejores lugares del mundo para observar ballenas desde la costa. Cualquier alteración de su entorno afecta no sólo al ambiente, sino también al turismo y a la economía local.
Varios usuarios de redes sociales se sumaron al reclamo inicial. Comentaron sus propias experiencias y se mostraron alarmados por el avance de este tipo de hechos, que podrían replicarse si no hay intervención del Estado y sanciones ejemplares para quienes destruyen vegetación o restringen el acceso público.
Hasta el momento, no se conocieron comunicados oficiales por parte del municipio ni de organismos ambientales. No hubo confirmación sobre la identidad de los responsables ni si se presentaron denuncias formales ante la policía o la fiscalía para investigar lo ocurrido.
Vecinos exigieron respuestas rápidas por parte del Estado municipal. Reclamaron que el área de Ambiente y los guardafaunas provinciales o municipales se presenten en el lugar para verificar la situación y garantizar la reapertura inmediata de los caminos cerrados.
También solicitaron patrullaje preventivo para evitar nuevos bloqueos. Pidieron a las autoridades que refuercen la vigilancia de los accesos y generen campañas de concientización sobre el cuidado de la vegetación autóctona y el uso responsable del territorio costero.
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La indignación vecinal se amplificó por tratarse de un espacio considerado bien común. Las playas y caminos de El Doradillo son patrimonio natural de toda la comunidad y no deben ser intervenidos ni restringidos por la decisión arbitraria de particulares.
El lugar es uno de los principales atractivos naturales de la ciudad. Cada año, miles de turistas nacionales e internacionales visitan El Doradillo para disfrutar de sus vistas, su tranquilidad, sus playas extensas y la presencia de fauna marina en libertad.
La observación de ballenas desde la costa es uno de los puntos fuertes de El Doradillo. En temporada, muchas personas se acercan para contemplar cetáceos desde los acantilados, sin necesidad de embarcarse. Los caminos bloqueados impiden esa posibilidad para residentes y visitantes.
La sombra que brindan los tamariscos se vuelve indispensable en verano. Quienes acceden a pie o en vehículo dependen de esa vegetación para protegerse del sol, ya que en muchos sectores no hay instalaciones ni servicios turísticos, lo que hace que la naturaleza cumpla ese rol esencial.
“No podemos permitir que alguien bloquee los accesos con ramas que arranca de los mismos árboles que necesitamos para cuidar el lugar”, escribió una vecina en redes sociales. Su comentario fue acompañado por otras publicaciones que insistieron en la necesidad de “defender lo que es de todos”.
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Otra vecina afirmó: “El Doradillo es nuestro, no es de nadie en particular. No pueden hacer lo que quieren con los caminos”. Esa frase reflejó el sentimiento generalizado de defensa del acceso libre a los espacios públicos naturales, que caracterizan a la ciudad y su entorno.
En varios posteos se criticó la falta de controles municipales. Señalaron que si el municipio no interviene de forma inmediata, se puede generar un precedente negativo que habilite nuevos bloqueos o intervenciones ilegales en otras zonas del litoral.
El reclamo también apuntó a preservar el paisaje tal como está. Los vecinos recordaron que el equilibrio entre el uso turístico y la conservación ambiental se logra con normas claras y con participación comunitaria, no con cierres arbitrarios o cortes de vegetación sin autorización.
Pidieron que se sancione a quienes destruyen la flora del lugar. Advirtieron que cortar tamariscos en una reserva natural debe tener consecuencias legales y administrativas, porque implica daño ambiental, obstrucción de espacios públicos y perjuicio a la biodiversidad.
No es la primera vez que se denuncian hechos similares. En años anteriores, vecinos también reportaron intervenciones ilegales en la costa norte de Madryn, incluyendo cercos, rellenos o caminos improvisados que alteran el ecosistema sin permiso.
El Doradillo es un área protegida con reglas específicas. Todo tipo de intervención debe ser aprobada por organismos competentes, lo que no habría ocurrido en este caso, según afirmaron los denunciantes. Cortar árboles y cerrar caminos sin permiso infringe normativas locales y provinciales.
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Algunos usuarios propusieron presentar denuncias conjuntas. Consideraron que la vía legal es la más adecuada para lograr una respuesta institucional y para dejar constancia de lo ocurrido, con la esperanza de que se investigue y se reparen los daños.
Además, impulsan una campaña de visibilización y defensa del lugar. Quieren organizar caminatas, recorridos públicos y actividades educativas para que más personas conozcan El Doradillo, su historia y la importancia de su preservación como reserva urbana natural.
Los vecinos coincidieron en que se trata de un problema comunitario. No es solo una molestia para quienes frecuentan el lugar, sino un atentado contra el derecho colectivo de acceder al mar, disfrutar de la naturaleza y conservar el entorno sin intervenciones destructivas.











