

Violencia de género en Chubut: le pagará 100 mil pesos a la víctima para no ir a juicio
Policiales27/05/2025

Una resolución judicial reciente en la provincia de Chubut expuso cómo los mecanismos alternativos al juicio penal pueden ser herramientas válidas para prevenir la violencia de género y reparar, en parte, el daño causado a las víctimas. Un hombre acusado de violación de domicilio, amenazas y daños contra su expareja evitó el juicio oral al comprometerse a cumplir con una serie de condiciones judiciales orientadas a la reparación simbólica y económica.


El caso se inició cuando, tras dejar a su hijo de dos años en la casa de su expareja, el imputado ingresó sin autorización a la vivienda. Según consta en el expediente, la mujer le pidió que se retirara. El hombre salió, pero al cerrarle la puerta, respondió con una amenaza: dijo que rompería el vidrio si no lo dejaba entrar. Cumplió con su palabra: de un golpe quebró el panel lateral derecho de la ventana y volvió a exigir la apertura de la puerta. La secuencia solo finalizó cuando la víctima llamó a la policía.
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El hecho no pasó a juicio, ya que el agresor accedió a una salida alternativa que implica compromisos formales ante la Justicia: deberá pagar una reparación económica de 100 mil pesos a la víctima, hacer una donación de 50 mil pesos a la casa refugio Cumelcan de Esquel, y asistir al Taller de Visibilización y Reflexión sobre Violencia de Género (TaViRe), un espacio que apunta a generar conciencia en varones que ejercieron distintos tipos de violencia.
Además, la persona imputada se comprometió a mantener un trato respetuoso con su expareja y no incurrir en nuevos delitos. Si incumple cualquiera de estas condiciones, el proceso avanzará automáticamente hacia un juicio oral y público.
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Este tipo de medidas, cada vez más frecuentes en el sistema judicial argentino, se basan en la premisa de que muchos hechos de violencia de género responden a una lógica de escalada. Abordar judicialmente las primeras manifestaciones de agresividad, como el ingreso sin autorización al domicilio o las amenazas, permite interrumpir esa progresión antes de que los casos lleguen a situaciones de mayor gravedad.
El caso también visibiliza la tarea fundamental que realizan instituciones como la Casa Refugio Cumelcan, en Esquel, que no solo ofrece alojamiento seguro a mujeres víctimas de violencia, sino también apoyo emocional, acompañamiento institucional y promoción de derechos. Espacios como Cumelcan funcionan como redes de contención comunitaria y su existencia es fundamental para reducir los riesgos que enfrentan muchas mujeres tras la denuncia.
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En paralelo, la aplicación de talleres como el TaViRe busca incidir directamente sobre el pensamiento y las prácticas de los varones agresores, con herramientas educativas y reflexivas. Si bien no sustituyen las penas judiciales en casos más graves, estas instancias alternativas pueden operar como dispositivos preventivos valiosos si se aplican con criterio y seguimiento institucional adecuado.











