


Un bebé recién nacido fue dado de alta del Hospital Zonal Andrés Isola de Puerto Madryn luego de atravesar un cuadro grave de hipertensión pulmonar que puso en riesgo su vida en los primeros días de vida. El caso fue calificado como inédito por el servicio de neonatología, no solo por la complejidad del cuadro clínico sino también por el abordaje integral que permitió revertirlo a tiempo.


La neonatóloga Jorgelina Mansilla, coordinadora del área de neonatología, relató durante una entrevista con el programa radial #MODO17 por #LA17 que todo comenzó con una cesárea programada sin complicaciones. El bebé, nacido a término y con buen peso, presentó dificultad respiratoria en las primeras horas, una situación que en general se resuelve con medidas convencionales. Sin embargo, el cuadro se agravó hasta transformarse en una hipertensión pulmonar severa.
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“El oxígeno le llega al bebé a través de la placenta, por eso al nacer debe adaptarse a respirar por sus propios pulmones. Esa transición no siempre es fácil”, explicó Mansilla. En este caso, el deterioro fue progresivo, con escasa respuesta a las intervenciones habituales.
El equipo médico agotó los recursos disponibles en el hospital: utilizaron un respirador de alta frecuencia, recientemente incorporado por donación, y medicamentos de última línea. Sin embargo, el estado del bebé seguía siendo crítico. “El pronóstico era reservado, la respuesta era mínima y estábamos al límite”, dijo la neonatóloga.
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Fue entonces cuando se resolvió aplicar una terapia no disponible hasta el momento en Madryn: oxígeno inhalado con óxido nítrico, una alternativa de alto costo que se gestiona en hospitales especializados. En tiempo récord, la dirección del hospital, el área contable y el sector de compras gestionaron el pedido a una empresa de Buenos Aires, que envió el insumo en menos de 24 horas.
“Fue como un mecanismo perfecto, donde todo encajó. La administración, el personal técnico y el equipo médico trabajamos como una verdadera red”, señaló Mansilla. La empresa proveedora, además, brindó acompañamiento remoto para garantizar el uso correcto del equipo.
El resultado fue sorprendente. En cuestión de horas, los ecocardiogramas mostraron una mejora significativa en la presión pulmonar del bebé, lo que permitió estabilizarlo y avanzar hacia su recuperación. La cardióloga infantil Laura Saquetti acompañó todo el proceso, monitoreando los cambios clínicos con rigurosidad.
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Durante los días más críticos, el equipo de neonatología debió trabajar en simultáneo con otros tres casos complejos, incluidos bebés prematuros con bajo peso. Mansilla destacó el compromiso del equipo de enfermería, que estuvo junto a los pacientes las 24 horas: “Esto no se puede hacer sin un equipo fuerte. Estuvieron al pie de la incubadora siempre”.
La médica también hizo referencia al contexto general que rodea a estos casos. Señaló que muchas veces la falta de controles prenatales dificulta detectar a tiempo algunas condiciones. “La falta de información o de educación sobre la importancia del seguimiento del embarazo sigue siendo un factor clave”, explicó.
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Consultada sobre la baja en la natalidad, Mansilla indicó que en el hospital se registran en promedio 500 nacimientos al año, aunque en los últimos años han bajado levemente. “Pasamos de 500 a 450 partos anuales, pero se mantiene el 7% u 8% de internaciones neonatales por patologías o prematurez”, afirmó.
El caso del bebé, que fue dado de alta en buen estado y acompañado por su familia, dejó una huella emocional en todo el personal. “Hubo momentos en los que no sabíamos si iba a sobrevivir. La familia vivió horas muy difíciles y hoy están en casa, felices”, expresó la profesional.









