Meta redefine su perfil al ingresar al sector militar mediante una alianza estratégica con Anduril

Actualidad01/06/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Industria militar
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Meta dio un paso decisivo que podría redefinir su posicionamiento a largo plazo, no solo como gigante tecnológico, sino también como proveedor de soluciones estratégicas para el sector defensa. La empresa comandada por Mark Zuckerberg confirmó una alianza con Anduril Industries, firma liderada por Palmer Luckey —exfundador de Oculus y despedido de Facebook en 2016—, para colaborar en el desarrollo de tecnología de realidad extendida aplicada al ámbito militar.

El proyecto central de esta iniciativa, denominado Eagle Eyes, busca diseñar herramientas que otorguen a los soldados una percepción sensorial aumentada en el campo de batalla y que faciliten el control intuitivo de plataformas autónomas.


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Este acuerdo representa un cambio de paradigma para Meta, que hasta ahora había centrado su apuesta tecnológica en productos de consumo masivo. Sin embargo, tras haber invertido más de 100.000 millones de dólares en el ecosistema de realidad virtual y aumentada sin un retorno económico acorde, la posibilidad de monetizar parte de ese desarrollo a través de contratos con el Departamento de Defensa estadounidense aparece como una oportunidad concreta.

 Según declaraciones de Luckey, el objetivo de esta colaboración es dotar a los combatientes de herramientas “tecnomágicas”, concepto que sintetiza el espíritu de la convergencia entre lo militar y la innovación digital.

La reconciliación entre Zuckerberg y Luckey tras ocho años de distanciamiento por motivos políticos también imprime un fuerte carácter simbólico a esta alianza. El despido de Luckey en 2016, motivado por su apoyo económico a un comité pro-Trump, había marcado una ruptura pública con Facebook.


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No obstante, en los últimos meses hubo gestos explícitos de acercamiento: Andrew Bosworth, alto ejecutivo de Meta, pidió disculpas públicas, y el propio Zuckerberg expresó su pesar por cómo terminó aquella relación laboral. Esta reparación coincide con una etapa en la que Meta busca realinear su discurso corporativo con principios de mayor apertura y libre expresión, aunque las implicancias de esta retórica aún están por verse en un contexto cada vez más polarizado.

Desde el punto de vista técnico, el proyecto Eagle Eyes canaliza hacia el terreno bélico buena parte del know-how acumulado por Meta en tecnologías XR. Esta experiencia se combina con el rol creciente de Anduril en el ecosistema militar, particularmente tras asumir parte del contrato de Microsoft para desarrollar los cascos HoloLens adaptados al uso por tropas estadounidenses, un proyecto que había sido cuestionado por sus problemas técnicos. Anduril aporta no solo expertise, sino también legitimidad en un sector donde la eficiencia operativa es tan valorada como la capacidad de innovación.

Pero más allá de las motivaciones económicas y técnicas, este giro de Meta se inscribe en una tendencia estructural: el progresivo entrelazamiento entre Silicon Valley y la industria de defensa. Como lo demuestra el recorrido de Google, Amazon y Microsoft, muchas de las grandes tecnológicas han terminado por establecer vínculos estrechos con el aparato estatal, especialmente en materia de seguridad e inteligencia.

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