


Una escuela agroindustrial se transforma por primera vez en sede oficial de la Liga Nacional de Robótica. El evento se llevará a cabo el viernes 7 de junio en la Escuela Agrotécnica n° 733 "Bryn Gwyn", con acceso al público de 13 a 17 horas.


“Estamos muy contentos y orgullosos”, expresó Julieta Novoa, profesora de tecnología y referente del proyecto. La jornada reunirá a competidores de toda la región, en un espacio que promueve la innovación, el trabajo en equipo y la formación técnica. El club de robótica de la escuela funciona fuera del horario curricular, con participación voluntaria de estudiantes, familias y docentes. La institución brinda el espacio físico y la comunidad educativa responde con compromiso y entusiasmo.
La escuela ya se posiciona en el segundo puesto a nivel nacional. Un mérito que nace del esfuerzo colectivo, el aprendizaje constante y la pasión por la tecnología.
“La liga se sustenta con estudiantes que se quedan horas extra y docentes que llevan el proyecto adelante con energía y vocación”, señaló Novoa. El crecimiento del club también cuenta con el apoyo de empresas locales que colaboran con recursos y materiales.
El evento incluirá múltiples competencias, demostraciones y momentos de intercambio entre jóvenes apasionados por la robótica. Se podrá recorrer el espacio, conocer los proyectos y observar los prototipos en funcionamiento. La escuela articula este proyecto con su perfil agroindustrial. Mientras parte del alumnado trabaja en la construcción de invernáculos, otro grupo desarrolla sistemas de automatización reales, dentro del enfoque de agro 4.0.
“Todo esto se encuadra dentro del aprendizaje por proyectos”, explica la docente. La idea se basa en la colaboración entre áreas, la puesta en práctica de conocimientos y el desarrollo de habilidades para la vida profesional.
Padres, madres y directivos acompañan cada paso del proceso. La robótica no figura como materia formal, pero genera un espacio de aprendizaje genuino, abierto y transformador. La jornada del 7 de junio promete emoción, creatividad y mucho talento local. El club de robótica deja de ser una actividad aislada para convertirse en un motor de identidad y futuro para toda la comunidad escolar.









