
Óvulos, algoritmos y embarazo: la inteligencia artificial revoluciona la fertilidad en Argentina
20/06/2025


La ciencia y la tecnología se cuelan en el laboratorio de fertilidad. Hoy, la inteligencia artificial empieza a cambiar la forma de abordar los tratamientos de reproducción asistida. En lugar de depender exclusivamente del ojo humano y la experiencia médica, los algoritmos ahora también opinan. Analizan datos, sugieren decisiones y ayudan a elegir con más precisión.

¿Qué significa esto en la práctica? Por ejemplo, los sistemas de IA pueden predecir qué óvulos tienen mayores chances de convertirse en embriones viables. También determinan el mejor momento para congelarlos o evaluar su genética. Todo, a partir de imágenes microscópicas y patrones invisibles para el ojo humano. Menos prueba y error, más eficacia.
Fabián Lorenzo, vicepresidente de SAMeR, lo explica así: “Si logramos predecir mejor qué embriones tienen más chances de implantación, evitamos tratamientos innecesarios y aumentamos las tasas de embarazo.” El cambio no es menor: menos intentos significa menos carga emocional, menos costos y más esperanza para quienes atraviesan procesos largos y agotadores.
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Aunque los avances entusiasman, la implementación aún no es masiva en el país. Los equipos con tecnología de IA son costosos y sólo están disponibles en centros de alta complejidad. Sin embargo, el pronóstico es optimista. Los especialistas creen que la IA será una herramienta cada vez más común y accesible.
Pero la revolución no es solo digital. Fertilidad 4.0 también propone mirar el cuerpo de forma integral. La salud reproductiva no se limita al laboratorio. Factores como el estrés, la alimentación, la microbiota intestinal y hasta el sueño pueden incidir directamente en la ovulación y la calidad endometrial. No alcanza con tecnología si el cuerpo no está en equilibrio.
El estilo de vida también juega su partido. Enfermedades como el síndrome de ovario poliquístico o la resistencia a la insulina afectan la fertilidad. El sedentarismo, la mala alimentación o el estrés crónico empeoran las condiciones para lograr un embarazo. Por eso, los tratamientos actuales incluyen recomendaciones sobre actividad física, descanso y hábitos saludables.
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Otro tema que preocupa es la exposición a disruptores endócrinos. Estos compuestos, presentes en plásticos, pesticidas y productos industrializados, alteran el equilibrio hormonal. Acciones simples como evitar calentar comida en envases plásticos, usar filtros en el agua o priorizar alimentos frescos ayudan a reducir su impacto. Cuidar el entorno también es cuidar la fertilidad.
Frente al descenso sostenido de la natalidad —en ciudades como Buenos Aires, el promedio ya está por debajo de 1.2 hijos por mujer—, crecen las estrategias preventivas. Cada vez más mujeres eligen congelar óvulos, medir su reserva ovárica o realizar estudios hormonales para decidir con más información y menos presión.
Durante junio, Mes de la Fertilidad, la campaña @poderfertilidad.ar lanza una serie de contenidos para derribar tabúes. Con respaldo de Laboratorios Ferring, la propuesta es hablar de fertilidad sin culpa ni mandato, con información clara y acompañamiento profesional.
Fertilidad 4.0 no es solo una cuestión de algoritmos. Es un nuevo enfoque, más humano y más preciso. Tecnología, prevención y ciencia se unen para acompañar a quienes quieren ser madres. El futuro de la fertilidad ya llegó y se escribe con datos, pero también con empatía.









