



Los combustibles volverán a aumentar en cuestión de horas. El detonante: la suba del barril Brent, que desde principios de junio pasó de 63 a 77 dólares. Un alza de más del 20% que repercute directamente en el surtidor.


Puma fue la primera en marcar el camino. Desde la medianoche del viernes ya cobra un 5% más en sus estaciones. Le seguirá Shell, que según fuentes del sector, también ajustará sus precios en breve. “No nos dan los márgenes”, explicaron desde la compañía.
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La incógnita es YPF. La petrolera de mayoría estatal concentra más del 50% del mercado y hasta ahora mantuvo sus precios por debajo de la competencia. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, la nafta súper cuesta hasta un 8% menos en sus estaciones. Esa política le permitió ganar ventas, pero el margen se achica.
El dilema es económico, pero también político. Las petroleras aseguran que los valores actuales tienen un retraso de hasta el 18%, pero buscan evitar aumentos abruptos. La estrategia es aplicar las subas en etapas y evitar un choque con el Gobierno nacional, que intenta frenar los precios en sectores sensibles como el transporte.
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Este año, YPF movió sus fichas con cautela. Solo aumentó un 0,5% el gasoil premium y 7% la nafta súper, porcentajes por debajo de la inflación acumulada.
La tensión entre las variables internacionales y el intento oficial de contener precios vuelve a poner a los combustibles en el centro de la escena. Y lo que haga YPF será decisivo.
Fuente: LN








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