



Michael Madsen, el actor que dejó una huella imborrable en la historia del cine con personajes viscerales y perturbadores, murió este jueves a los 67 años en su casa de Malibú. Las autoridades confirmaron que sufrió un paro cardíaco. No se hallaron signos de violencia en la escena.


Saltó a la fama como Mr. Blonde en "Perros de la calle", con la brutal escena de la oreja que lo catapultó al culto tarantinesco. Desde entonces, formó parte del núcleo duro del director con papeles en “Kill Bill”, “Los ocho más odiados” y “Érase una vez en Hollywood”.
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“Michael estaba entusiasmado con varios proyectos independientes y la publicación de su libro de poemas”, informaron sus representantes, que destacaron que el actor seguía activo hasta el final.
Nacido en Chicago en 1957, hijo de un bombero y una documentalista, debutó en cine con “WarGames” y pasó por clásicos como “Thelma & Louise”, “Donnie Brasco”, “Free Willy” y “Sin City”. También prestó su voz en videojuegos como GTA III y Dishonored.
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“Creo que la gente realmente me teme. Me ven y piensan: ‘¡Mierda, es ese tipo!’ Pero no soy ese tipo. Soy padre, tengo siete hijos”, declaró en una entrevista. Lejos de su imagen cinematográfica, Madsen decía disfrutar de su casa, sus hijos y las hamburguesas.
En lo personal, atravesó momentos turbulentos. En 2022 perdió a su hijo Hudson, lo que lo sumió en una profunda crisis. Fue arrestado en dos oportunidades y había solicitado el divorcio, aunque más tarde negó el conflicto con su esposa.
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Con más de 300 títulos en su carrera, Madsen se convirtió en sinónimo de intensidad, presencia y peligro. Su muerte deja un vacío en el cine, pero su legado sigue latiendo en cada escena que hizo temblar al espectador.
Fuente: Infobae









