Los Pumitas lograron una clasificación histórica y jugarán las semifinales del Mundial Sub-20

El seleccionado argentino de rugby M20 volvió a inscribirse en la historia grande del deporte al clasificar a las semifinales del Mundial Juvenil que se disputa en Italia, en una jornada épica donde, pese a la derrota, el esfuerzo colectivo y la inteligencia táctica terminaron dando frutos. Los Pumitas cayeron 52-26 ante Francia en la última fecha de la fase de grupos, pero lograron el punto bonus necesario gracias a los cuatro tries anotados y se aseguraron un lugar entre los cuatro mejores del certamen, algo que solo habían conseguido en 2012, 2016 y 2019.

El duelo ante Francia fue adverso desde el inicio, con un equipo europeo que golpeó con contundencia en los primeros veinte minutos y se fue al descanso arriba 38-7. A pesar de la diferencia, el conjunto argentino no perdió el foco y fue a buscar el try que les diera el boleto a semifinales, sabiendo que el punto bonus ofensivo podía marcar la diferencia en un grupo extremadamente parejo. Y así fue. Con una actuación de carácter en el segundo tiempo, llegaron los tries de Tomás Rapetti, Pedro Coll, Jerónimo Otaño y Felipe Ledesma, que permitieron cumplir con el objetivo y abrir las puertas de una nueva instancia definitoria.

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Argentina accedió como el mejor segundo, en un formato que solo permite la clasificación de los tres primeros de cada zona y el mejor escolta. Esa particularidad hizo que el partido con Francia tuviera una carga especial, ya que ambos llegaban con dos triunfos previos y sabían que un punto bonus podía resultar determinante más allá del marcador final. Los triunfos anteriores ante Gales (34-27) y España (33-30) colocaron al equipo nacional en una posición favorable, pero el verdadero mérito fue haber capitalizado cada oportunidad para sumar y mantenerse con vida hasta el último minuto.

Ahora, Los Pumitas se preparan para enfrentar a Sudáfrica el lunes 14 de julio a las 15:30 (hora argentina), en lo que promete ser un cruce de alto voltaje entre dos potencias del semillero mundial. El antecedente más recordado entre ambos fue en 2016, cuando la Argentina venció a los sudafricanos en el partido por el tercer puesto y se subió por única vez al podio en este torneo. Ese recuerdo, junto con la confianza construida partido a partido, será parte del combustible emocional de un plantel que mostró capacidad de reacción y una notable madurez competitiva.

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El rendimiento del equipo dirigido por Nicolás Fernández Miranda es motivo de orgullo para el rugby argentino, no solo por la instancia alcanzada sino por la forma en que se logró. La agresividad en el contacto, la claridad de ideas y el compromiso defensivo fueron los pilares de una campaña que, más allá de los nombres propios, expresa un trabajo de formación que continúa rindiendo frutos.

El sueño sigue intacto y ahora Sudáfrica será el nuevo escollo. Con confianza renovada, el equipo argentino buscará extender su campaña y alcanzar la final por primera vez en la historia. La historia está escrita con esfuerzo, y este grupo ya tiene su capítulo propio.

Fuente: NA.