De Madryn a Montevideo: una historia de trabajo remoto, nostalgia y vida entre dos costas
22/07/2025
REDACCIÓN
Macarena Scodelari nació en Puerto Madryn, estudió en Buenos Aires y desde hace un año reside en Montevideo, Uruguay. En el programa “Patagónicos por el mundo”, relató cómo fue dejar la Argentina, adaptarse a otra ciudad y construir una vida con base laboral remota.
“Me fui por dos meses y terminé quedándome”, dijo sobre su arribo a Montevideo, al que ya había visitado como turista, pero que nunca imaginó como lugar de residencia. A diferencia de lo planeado, no fue Europa el primer destino fuera del país, sino un país cercano que le ofreció una oportunidad concreta de trabajo y tranquilidad.
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Macarena estudió Recursos Humanos, se formó primero en Madryn y luego completó su licenciatura en Buenos Aires. Gracias a una pasantía, inició su carrera laboral en una empresa que luego la conectó con Uruguay. “Primero trabajé en una firma uruguaya que opera en varios países, y después cambié a otra empresa con presencia en toda América”, explicó.
Actualmente trabaja desde Montevideo en una compañía tecnológica. “Sigo en contacto con Argentina, con Madryn y con mis afectos”, contó. Aprovecha el trabajo remoto para volver cuando puede, aunque elige no cortar sus días laborales. Visita a su familia, organiza encuentros con amistades y recuerda que cada regreso tiene un alto valor afectivo.
También reflexionó sobre el estilo de vida en Uruguay. Comparó Montevideo con Mar del Plata por la cercanía al agua, y destacó su tamaño más compacto. “Una avenida principal puede tener solo dos carriles”, dijo sorprendida, en contraste con lo que conocía de Buenos Aires. Disfruta de la rambla, de los espacios verdes y de una dinámica urbana más serena.
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La economía uruguaya le resulta más predecible, aunque reconoció que los alquileres son altos. “Vivir allá es caro, incluso para quienes cobran en dólares”, aseguró. La estabilidad, sin embargo, le permite proyectar objetivos como la casa propia, algo que sentía lejano en Argentina.
Durante la charla habló sobre la cultura local, las costumbres compartidas, el fervor por el mate, la música y la gastronomía. También reconoció las diferencias sociales y la presencia de personas en situación de calle. “Veo a la misma gente en los mismos lugares, eso te marca”, comentó.
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Aunque siente que creció mucho en poco tiempo, no pierde de vista su raíz. “Siempre vuelvo con emoción y ganas de compartir. Las caras de sorpresa y el cariño de los míos me recuerdan lo que significa volver”, expresó.
