El nuevo embajador de EE.UU. y una ingerencia extranjera en el país
Actualidad23/07/2025
Sergio Bustos
Peter Lamelas.
El discurso de Peter Lamelas encendió alarmas en toda la dirigencia política argentina. El nuevo embajador de Estados Unidos en el país, designado por Donald Trump, dejó en claro su intención de intervenir de forma directa en la vida institucional local.
Ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano, Lamelas lanzó frases que cruzaron los límites diplomáticos. Entre otras definiciones, afirmó: “La Argentina necesita un cambio profundo, y eso incluye eliminar estructuras políticas anacrónicas como el peronismo.”
También habló de “disciplinar a las provincias que bloquean reformas” y consideró que “la izquierda en Sudamérica representa un obstáculo para el progreso de Occidente.”
Con tono directo, remarcó: “Voy a trabajar con el presidente Javier Milei, con su equipo y con las provincias dispuestas a cooperar con nuestra visión compartida.”
En otro tramo de su exposición, sostuvo: “Mi prioridad será garantizar que la Justicia argentina actúe con firmeza. El caso de la expresidenta Cristina Kirchner es emblemático y no debe quedar impune.”
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Las frases generaron un repudio inmediato. Sergio Ziliotto, gobernador de La Pampa, fue el primero en salir al cruce. A través de un comunicado contundente, escribió: “En La Pampa no aceptamos, ni aceptaremos, intromisiones externas que busquen disciplinarnos.”
“Los únicos que nos mandan son las y los pampeanos. Recibimos solo a quienes respetan la democracia y su división de poderes”, agregó el mandatario, quien calificó las palabras de Lamelas como una amenaza colonialista.
El mensaje fue replicado por referentes de distintas provincias y bloques parlamentarios. Desde el interior del país, dirigentes políticos, sindicales y judiciales rechazaron el tono del embajador.
“No se trata de relaciones diplomáticas. Es un intento de condicionar decisiones judiciales y políticas internas desde el exterior”, señalaron fuentes parlamentarias del bloque Unión por la Patria.
Lamelas insistió con la necesidad de “cooperar con la Argentina en materia de seguridad regional, inteligencia y combate al narcotráfico,” pero agregó que “la eficacia de esa cooperación dependerá de la voluntad de las provincias de alinearse con nuestras prioridades.”
En su discurso, también elogió abiertamente al gobierno nacional: “La presidencia de Javier Milei marca el inicio de una nueva etapa. Nuestra tarea es consolidar esa transformación.”
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Hasta el momento, la Casa Rosada evitó pronunciarse. Ningún funcionario respondió públicamente al embajador designado. El silencio oficial alimenta la incomodidad en el plano institucional.
El Senado de EE.UU. aún debe aprobar formalmente su designación. Sin embargo, Lamelas ya fijó una agenda de alineamiento ideológico, disciplinamiento territorial y condicionamiento judicial.
Organismos de derechos humanos preparan presentaciones ante Cancillería. Algunos legisladores impulsan un rechazo formal desde el Congreso argentino.
“La soberanía no se negocia, ni se terceriza”, expresó un senador patagónico. Las declaraciones del embajador cayeron como una provocación directa en un país con una historia marcada por la injerencia extranjera.
Mientras tanto, la embajada estadounidense evitó dar precisiones sobre los dichos de Lamelas. Tampoco emitió ningún comunicado oficial que matice o corrija sus afirmaciones.
La tensión diplomática escala. Lo que debía ser un gesto de acercamiento bilateral, se transformó en un conflicto abierto. La Argentina volvió a quedar en el centro de una disputa geopolítica.
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