El líder ruso seguirá preso en Bariloche mientras avanza la causa por trata y servidumbre

El líder ruso Konstantin Rudnev, autodenominado “extraterrestre de Sirio” y conocido entre sus seguidores como el “Gran Chamán Shri Dzhnan Avatar Muni”, continuará detenido en una prisión común mientras se espera una nueva audiencia que definirá su situación judicial, luego de que el juez de la causa rechazara el pedido de prisión domiciliaria presentado por su defensa, que alegaba problemas de salud como justificación.

La resolución fue tajante: Rudnev no presenta ninguna enfermedad grave que amerite el beneficio del arresto domiciliario, y cada vez que requirió atención médica fue debidamente asistido por profesionales del sistema penitenciario. La decisión fue avalada por los informes médicos oficiales y se conoció luego de la declaración de los especialistas responsables de su seguimiento en el complejo penal donde permanece alojado.

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Ante este revés judicial, la defensa del acusado apeló la medida y aguarda una nueva audiencia ante la Cámara Federal, donde se debatirá si la prisión preventiva se mantiene tal como está o si se le otorga un régimen alternativo. Mientras tanto, Rudnev permanece como el único detenido en una causa que involucra a otras 20 personas, entre ellas 19 mujeres y un hombre, que fueron excarcelados en abril aunque continúan imputados en el proceso.

El expediente, bajo la órbita del juez Gustavo Zapata, describe una estructura delictiva que captaba mujeres en situaciones de vulnerabilidad, a quienes engañaban con supuestas prácticas esotéricas, trasladaban hasta San Carlos de Bariloche y sometían a explotación sexual y condiciones de vida degradantes. Los testimonios y las pruebas reunidas delinean un entramado donde la manipulación espiritual era utilizada como herramienta para ejercer control y sometimiento.

Uno de los episodios más significativos en la causa es el de una joven rusa que fue traída al país bajo falsas promesas, acogida por el grupo liderado por Rudnev y reducida a una situación de servidumbre, lo que configura un claro delito de trata de personas. La investigación judicial logró reconstruir parte del operativo de captación y traslado que permitió demostrar la existencia de un plan sistemático de explotación.

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Además, una de las imputadas enfrenta una acusación por falsedad ideológica, en grado de tentativa, al intentar adulterar la partida de nacimiento de un menor con el objetivo de obtener un DNI argentino. Este intento de fraude, vinculado al funcionamiento de la organización, fue detectado durante una de las inspecciones realizadas por orden judicial.

El prontuario de Rudnev no es menor. Ya había sido condenado en Europa a once años de prisión, tras ser hallado culpable de abuso sexual y desapariciones de personas en Montenegro, territorio que entonces integraba la ex Yugoslavia. Su llegada a la Argentina abrió un nuevo capítulo en su historial, esta vez bajo la fachada de una comunidad esotérica con sede en la Patagonia.

El caso ha generado preocupación por la combinación entre creencias alternativas, manipulación psicológica y delitos graves, un fenómeno que se repite en distintos puntos del mundo bajo diversas formas y que plantea desafíos para los sistemas judiciales y de protección social.