
Un estudio argentino analiza la saliva para detectar científicamente el maltrato infantil a nivel genético
Actualidad30/07/2025
REDACCIÓN
En un laboratorio de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, un equipo científico trabaja desde hace años en una herramienta que podría cambiar para siempre la forma de detectar y abordar el maltrato infantil. Se trata de un estudio pionero en el país que busca identificar, mediante muestras de saliva, modificaciones epigenéticas en el ADN de niñas y niños que han sido víctimas de violencia.


La investigación, dirigida por Eduardo Cánepa desde el Laboratorio de Neuroepigenética y Adversidades Tempranas, apunta a desarrollar un método de diagnóstico temprano, cuando aún no hay señales evidentes detectables por otras vías clínicas o sociales. El análisis se realiza en colaboración con la Unidad de Violencia Familiar del Hospital Elizalde, que aporta el abordaje clínico de los casos.
OTRAS NOTICIAS:
“Queremos ver si en saliva se pueden identificar cambios en la metilación del ADN. Usarlo como diagnóstico temprano del maltrato, incluso cuando aún no se lo ha podido descubrir por otros medios”, explicó Cánepa. A través de esos biomarcadores epigenéticos, el equipo busca no solo detectar el daño, sino también aportar pruebas objetivas y científicamente irrefutables para su uso en procesos judiciales.
El estudio se basa en la hipótesis de que el maltrato infantil, entendido como una alteración extrema del entorno, deja huellas a nivel molecular. Esas huellas, aunque no modifican la secuencia del ADN, alteran la forma en que ciertos genes se expresan, y obligan al organismo a adaptarse a contextos de amenaza, generando consecuencias en el desarrollo físico, cognitivo y emocional.
No se trata de una modificación total del genoma, sino de alteraciones en genes específicos relacionados con el estrés, la regulación emocional y el desarrollo neurológico. Al identificar qué genes son afectados y de qué manera, el estudio abre una puerta inédita para comprender cómo impacta la violencia en la salud integral de una niña o un niño.
OTRAS NOTICIAS:
Según Cánepa, los resultados podrían estar listos a principios de 2026, cuando terminen de procesarse las muestras obtenidas en conjunto con el Hospital Elizalde. Esto permitiría establecer no sólo diagnósticos más precisos, sino también hacer un seguimiento del impacto de los tratamientos psicológicos y prever la evolución de cada caso.
“Estas marcas permiten hacer un pronóstico”, agregó el investigador. “Pueden indicar si la víctima tendrá una evolución más leve o más grave. Saber cómo ese niño o niña está siendo afectado de manera concreta”.
El equipo, integrado por científicos como el biólogo Bruno Berardino y la psicóloga Guillermina García Vizzi, analiza las modificaciones en la metilación del ADN, una de las marcas epigenéticas más significativas en estos contextos. Este conocimiento también puede funcionar como indicador de la eficacia terapéutica, algo que no siempre es fácil de evaluar con métodos tradicionales.
OTRAS NOTICIAS:
Aunque existen investigaciones similares en Canadá, Estados Unidos y Francia, Cánepa subrayó que los resultados no son extrapolables. Las características biológicas y sociales de cada población determinan perfiles epigenéticos propios, lo que hace imprescindible realizar estudios locales. “Las modificaciones epigenéticas que se observan en Francia no serán las mismas que en Argentina”, remarcó.
El mayor obstáculo para continuar esta línea de trabajo es económico: los estudios epigenéticos son costosos, las muestras deben ser procesadas en el exterior y los resultados requieren de herramientas bioinformáticas avanzadas para comparar millones de variantes posibles. A pesar de ello, el grupo sigue adelante con recursos limitados, guiado por el convencimiento de que este avance puede revolucionar la forma de enfrentar la violencia infantil desde la ciencia, la salud y la justicia.

















