
Cinco alimentos, cinco libros y una comunidad que no para de crecer: la Superfiesta del Libro de Trelew
Chubut02/08/2025
REDACCIÓN
Desde temprano, la fila creció sin pausa frente al local de la Feria Solidaria Trelew. En el aire, aroma a libros y ganas de participar. Volvió la Superfiesta del Libro, en su edición número 14, con un objetivo claro: intercambiar cultura por alimentos no perecederos.


“Cada persona puede llevarse hasta cinco libros,” explicó Mirta Antón, referente del espacio en contacto con #LA17, quien celebra cada edición como una fiesta del compromiso colectivo. “Si traen más alimentos, se llevan más libros. Es una rueda solidaria que funciona.”
La feria, que empezó hace años al aire libre y luchando contra el viento patagónico, hoy tiene su lugar propio. A lo largo del salón hay mesas colmadas de novelas, diccionarios, enciclopedias, revistas científicas, manuales de cocina y una novedad: una mesa exclusiva de novelas en inglés.
“Los libros están carísimos. Esto permite que circulen y lleguen a quienes no podrían acceder de otro modo”, destaca Mirta. La entrada es libre, pero se pide un alimento no perecedero como colaboración. Se aceptan fideos, arroz, leche en polvo, latas, todo lo que después irá directo a comedores y familias que lo necesitan.
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Más de 20 personas trabajan desde la mañana. Voluntarios de todas las edades colaboran en el armado del espacio, la recepción de alimentos y el control de fechas de vencimiento. Participan también jóvenes del proyecto solidario María Auxiliadora.

“La organización es intensa, pero el equipo siempre responde. Ayer éramos más de 30 armando todo, en dos horas ya estaba listo,” cuenta Mirta con orgullo. El salón fue despejado a fondo: se taparon percheros, se guardó la ropa, y el espacio se transformó en un paraíso literario.
La feria funciona hasta las 17 h, o hasta agotar el stock. Hay material para todos los gustos. “Si no sos de Trelew, igual podés donar o participar”, invita Antón. A través del Facebook de Feria Solidaria Trelew o por Instagram se pueden coordinar donaciones, especialmente desde otras localidades.
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“Hay revistas de todo tipo, hay material para chicos, hay publicaciones viejas y joyas recientes. Al que le gustan los libros, algo va a encontrar,” asegura. La feria se convirtió en un espacio de referencia, que no solo alimenta el cuerpo, sino también la mente.
Mientras tanto, la casa solidaria sigue creciendo: clases de apoyo, coro, talleres de cocina y nuevas propuestas ambientales enriquecen la vida comunitaria. “El número de voluntarias creció y eso también habla de cómo se multiplica el impacto del proyecto,” dice Mirta, mientras una nueva tanda de visitantes cruza la puerta con bolsas y entusiasmo.
















