Un estudio rápido y sin dolor permite conocer la edad real de las arterias

Actualidad11/08/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Corazón - Arterias
Un estudio rápido y sin dolor permite conocer la edad real de las arterias

La medicina preventiva suma cada vez más herramientas para anticiparse a las enfermedades cardiovasculares. Conocer la edad de las arterias, y no sólo la cronológica, puede ser determinante para evitar complicaciones futuras, advierten especialistas de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

El método se basa en la medición de la velocidad de onda de pulso (VOP), un procedimiento no invasivo y sin dolor que se realiza en pocos minutos, similar a la toma de presión arterial. Una mayor rigidez en las arterias implica que el corazón trabaja con más esfuerzo y aumenta el riesgo de hipertensión, deterioro cognitivo, insuficiencia cardíaca y daño renal.

Guido Damianich, director del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial de la SAC, describe que “si la arteria está rígida, la onda de pulso viaja más rápido y eso se traduce en una mayor presión aórtica central”. El estudio se realiza con un dispositivo que utiliza datos del paciente y algoritmos de inteligencia artificial para calcular la edad vascular.


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La elasticidad arterial no siempre coincide con la edad real. Ezequiel Forte, presidente del Comité Científico del Congreso de Cardiometabolismo de la SAC, advierte que hay personas de 45 años con arterias equivalentes a las de un adulto de 60 o 65, aun sin síntomas. Detectar esos casos permite actuar de forma temprana y reducir riesgos.

Factores como obesidad, tabaquismo, sedentarismo, colesterol alto, hipertensión y dietas con ultraprocesados aceleran el envejecimiento arterial. Sin embargo, existen personas con predisposición genética que, acompañada de hábitos saludables, logran mantener una edad vascular baja. En cambio, quienes presentan una edad arterial alta, aunque sus análisis sean normales, deben ser considerados en riesgo.

Pablo Stutzbach, presidente de la SAC, enfatiza que reducir la rigidez de las grandes arterias debe ser un objetivo terapéutico prioritario, combinando medicación, cambios en el estilo de vida y controles periódicos. El estudio, que tuvo un uso limitado en sus inicios por ser invasivo, hoy es recomendado también para población sana.


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La medición se ofrece en hospitales y centros de salud de referencia como el Italiano, Alemán, Británico, Austral, Fundación Favaloro y el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires. El costo privado oscila entre 40 y 50 mil pesos y, aunque algunas obras sociales lo cubren, los especialistas piden ampliar su acceso.

Damianich señala que la SAC trabaja en guías clínicas para que médicos de atención primaria y enfermeros puedan incorporar la evaluación de la rigidez arterial como herramienta de prevención. También propone incluirla en programas de salud pública que permitan identificar a tiempo a personas en riesgo.

El valor de este estudio no radica en un diagnóstico aislado, sino en generar conciencia. “Cuando un paciente sabe que puede mejorar la edad de sus arterias, se motiva a seguir el tratamiento”, remarca Stutzbach. De esta forma, la medicina busca adelantarse al daño y no sólo reaccionar ante eventos agudos como un infarto o un ACV.

Fuente: LA NACION.

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