

En un encuentro cargado de tensión, errores y decisiones polémicas, Vélez venció a Independiente por 2-1 en el Amalfitani y se llevó un triunfo muy necesario. El equipo de Liniers convirtió dos penales para imponerse ante un rival que jugó con uno menos desde el primer tiempo y que no logra levantar cabeza. Con esta victoria, el Fortín tomó aire, mientras que el Rojo profundizó su mal momento.


Ambos entrenadores decidieron presentar formaciones mixtas debido a la proximidad de compromisos internacionales, pero eso no le quitó intensidad al partido. Desde el comienzo se vio un duelo con ritmo alto, disputado y cargado de roces. La urgencia de los dos por sumar hizo que el encuentro se jugara con mucha fricción.
A los 31 minutos del primer tiempo llegó el primer momento determinante. Kevin Lomónaco derribó a un rival cuando era el último hombre y el árbitro lo expulsó sin dudar. Esa jugada condicionó todo el resto del partido para el equipo de Avellaneda.
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Dos minutos después, Vélez aprovechó rápidamente la superioridad numérica y abrió el marcador. Dilan Godoy, con apenas unos partidos en primera, sacó un derechazo potente que dejó sin reacción a Rodrigo Rey. El 1-0 encendió al Fortín y desató la preocupación en el banco visitante.
Lejos de replegarse, Vélez fue por más y generó otra situación clara con un remate de Machuca que obligó a Rey a una gran atajada. El Rojo, sin demasiadas ideas, intentó sostener el resultado hasta el entretiempo. La diferencia en el campo comenzaba a notarse.
Independiente volvió con otra actitud tras el descanso. A pesar de estar en inferioridad numérica, se adelantó en el campo y buscó el empate con intensidad. A los 27 minutos, el árbitro Hilfer sancionó penal tras revisar el VAR por una falta innecesaria sobre Galdames.
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Felipe Loyola tomó la responsabilidad y definió con un remate bajo y esquinado para poner el 1-1. El gol fue un alivio momentáneo para un equipo que necesita confianza urgente. Sin embargo, la alegría no duró demasiado.
A los 36, otra infracción en el área le dio a Vélez una nueva oportunidad desde los doce pasos. Romero fue derribado con un agarrón evidente y el árbitro no dudó. El propio delantero ejecutó el penal con firmeza y volvió a poner en ventaja al local.
Los últimos minutos fueron intensos, con un Independiente volcado en ataque y un Vélez replegado, apostando a sostener la ventaja. Aunque el Rojo insistió, careció de claridad para generar peligro real. El Fortín cerró el partido con inteligencia y se quedó con tres puntos necesarios.
La victoria le permite a Vélez mirar con otro ánimo lo que viene, mientras que en Independiente crece la incertidumbre. El equipo sigue sin encontrar regularidad, ni funcionamiento, ni resultados.

















