SanCor al borde del abismo: sueldos impagos, proveedores en fuga y góndolas vacías

SanCor, símbolo del cooperativismo argentino durante décadas, hoy camina sobre la cornisa. La unión de cooperativas arrastra una deuda cercana a los 20.000 millones de pesos y mantiene a miles de trabajadores con sueldos impagos.

La firma debe la mitad de los salarios de abril y no pagó mayo, junio, julio ni agosto. Tampoco abonó aguinaldos ni aportes a mutuales, obra social o sindicatos.

Esa cadena de incumplimientos golpea directo al ánimo de los empleados, que aseguran vivir al límite. Muchos sostienen a sus familias con deudas personales mientras esperan una respuesta que nunca llega.

El impacto también alcanza a los tambos. La falta de pago expulsó a buena parte de los proveedores de leche, y sin materia prima la capacidad de procesamiento cayó a niveles mínimos: menos de 300.000 litros por día.

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Ese volumen es ínfimo para una estructura que alguna vez supo manejar millones. La consecuencia inmediata es el incumplimiento de contratos con empresas como Elcor, Delpack, La Tarantela y La Delfina.

La producción de manteca Tonadita y quesos tradicionales se sostiene con cuentagotas. “Las plantas de La Carlota y Devoto trabajan al mínimo y no logran cumplir entregas”, detallaron fuentes del sector lácteo.

En supermercados y mayoristas la ausencia de SanCor es evidente. Yogures, leches y quesos desaparecieron de las heladeras. Comerciantes afirman que “hace casi dos meses que la empresa no toma pedidos”.

La caída abrió espacio para competidores directos como La Serenísima, que multiplicó su presencia en un mercado que parecía repartido de antemano.

El concurso de acreedores, abierto hace años, tampoco ofrece un horizonte claro. Informes recientes del Comité de Control alertan sobre irregularidades graves, entre ellas retención indebida de aportes y recibos apócrifos.

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“SanCor está en una instancia prácticamente terminal. La supervivencia depende de la buena voluntad de los acreedores”, señaló el abogado Aldo Regali, asesor de fondos internacionales.

Regali recordó que los acuerdos firmados en 2017 con empleados y jubilados nunca se cumplieron. “Cuando dejás de pagarle a los tamberos, te quedás sin leche. En la industria láctea, eso es dejar de existir”, sostuvo.

La mayor parte de la deuda se concentra en fondos internacionales como IGG y BAF Capital, radicados en los Países Bajos, además de Sancor Seguros.

El derrumbe productivo también tiene una cara social: en localidades de Santa Fe y Córdoba, donde funcionan plantas de la cooperativa, la incertidumbre golpea a comunidades enteras.

Los sindicatos advierten por posibles medidas de fuerza si la empresa no responde en lo inmediato. La paciencia de los trabajadores se agota con cada mes sin cobrar.

SanCor fue referente del sector lácteo durante medio siglo. Hoy, su nombre aparece asociado a deudas, juicios y productos ausentes de las góndolas.

El futuro se define en los tribunales de Rafaela, donde se discute el concurso preventivo. La empresa intenta ganar tiempo, pero el deterioro operativo avanza más rápido que cualquier negociación.

La cooperativa que marcó una época en la mesa de los argentinos corre el riesgo de convertirse en un recuerdo.