Caputo renovó deuda con tasas récord del 75% y dejó un fuerte costo futuro
Actualidad28/08/2025
Sergio Bustos
Luis Caputo.
El Ministerio de Economía celebró el resultado de la última licitación de deuda. Luis Caputo consiguió renovar la totalidad de los vencimientos y sumó $1,1 billones extra.
La Secretaría de Finanzas informó que se adjudicaron $7,667 billones frente a ofertas por $8,306 billones. El rollover alcanzó el 114,66%, una cifra que contrasta con el 61% obtenido en la subasta anterior.
El costo, sin embargo, fue altísimo. El Tesoro convalidó tasas de hasta 75,66%, lo que triplica la inflación proyectada para 2025 y deja una pesada carga para los próximos años.
La operación estuvo marcada por la estrategia del Banco Central, que elevó los encajes bancarios primero al 50% y luego al 53,5%. Ese endurecimiento absorbió liquidez y forzó a los bancos a volcarse a la licitación.
El grueso de las adjudicaciones se concentró en instrumentos ajustados por TAMAR. Se colocaron $3,338 billones con vencimiento en enero de 2026 y $1,280 billones en febrero de ese mismo año.
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También se ofrecieron Lecap a tasa fija, con el rendimiento más elevado en septiembre de 2025: 75,66% anual. Esas cifras reflejan la presión creciente sobre las cuentas públicas.
Las ofertas en bonos atados al dólar quedaron desiertas. El mercado optó por instrumentos en pesos, atraído por tasas que superan ampliamente cualquier expectativa de inflación.
Desde la consultora PPI remarcaron el rol del Central. “El aumento de encajes remunerados previo a la subasta dio sus frutos”, explicaron en un informe.
La lectura crítica surge al analizar el costo. Cada punto adicional de interés implica miles de millones de pesos en compromisos futuros, que deberán pagarse con más deuda o con emisión.
Economistas advierten que la estrategia de Caputo patea los problemas hacia adelante: gana aire en el corto plazo, pero acumula vencimientos cada vez más caros.
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El Gobierno, en su afán por mostrar solidez financiera, eligió la vía de convalidar tasas que históricamente se consideraban insostenibles.
En paralelo, la contracción del consumo y la recesión reducen la capacidad real de repago, lo que eleva el riesgo de un círculo vicioso de deuda creciente.
Para los analistas independientes, el resultado no puede leerse como un éxito. “Es un alivio transitorio con un costo que pagarán las cuentas públicas en los próximos años”, señalaron.
Mientras tanto, el Tesoro evita un default interno, pero lo hace a costa de hipotecar el margen de maniobra futura. El endeudamiento en pesos se sostiene, aunque cada vez más caro y más frágil.
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