
Los problemas legales de un joven trans para jugar al fútbol de manera profesional
Deporte13/09/2025
REDACCIÓN
Nicolás Álvarez tiene 25 años y se convirtió en el primer futbolista trans en jugar en un equipo femenino de AFA. Su historia expone las contradicciones entre la Ley de Identidad de Género y los reglamentos deportivos, todavía anclados en criterios binarios.


Nicolás creció en Moreno, donde el fútbol lo acompañó desde la infancia. “Es mi cable a tierra, me salvó la vida muchas veces”, aseguró. Jugó entre varones hasta los once años y después se incorporó al fútbol femenino. Sin embargo, cuando en diciembre de 2023 modificó su DNI para que figure con la “M”, esa decisión lo dejó fuera de las competencias.
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Aunque la legislación argentina garantiza el derecho a ser reconocido por la identidad autopercibida, los reglamentos de la AFA, bajo normativa FIFA, establecen que quienes tengan DNI masculino no pueden participar en torneos femeninos. “Pedimos reuniones para explicar que era un trámite administrativo y que la ley va por encima de cualquier reglamento, pero nunca respondieron”, relató el jugador.
Durante más de un año, Nicolás entrenó en Vélez sin poder jugar oficialmente. Finalmente, en agosto de este año decidió volver a cambiar la “M” por la “F” en su documento, aunque mantuvo su nombre. “Durísimo, tristísimo. No es lo que deseo ni lo que quiero. Lo hice para mostrarles que lo que me exigen es una boludez”, expresó.
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El club lo acompaña desde el primer día. “Vélez me banca en todo, es un club hermoso”, afirmó, aunque remarcó que el problema radica en la falta de apertura de la institución madre del fútbol argentino. “Si Vélez no puede llegar a AFA, ¿qué les queda a los demás pibes trans?”, planteó.
La situación también genera interrogantes sobre el control médico y las hormonas. Nicolás explicó que se encuentra en proceso de hormonización, aunque su cuerpo apenas absorbe testosterona. “Tengo los niveles más bajos que muchas compañeras, pero igual el foco está puesto en mí por ser trans”, denunció.
Más allá de lo personal, busca que su caso impulse cambios colectivos. “En el fútbol femenino está lleno de pibes trans que no cuentan nada por miedo. Esto es ponerlo en voz alta: ¿dónde jugamos los pibes trans?”, señaló. Para él, la visibilización es central.
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Su recorrido no estuvo exento de dolor. Creció en un barrio atravesado por la violencia y el consumo, donde el fútbol fue refugio. “Nos salvó a muchos de caer en otro camino. Si no lo tengo, no tengo idea quién soy”, sostuvo. Con esa convicción insiste en pelear su lugar dentro de la cancha.
Hoy Nicolás es referente para quienes atraviesan situaciones similares. “Ya hay pibes que pueden decir: ‘Nico hizo esto, hagamos esto’. Es importante que existan historias que muestren que no están solos”, concluyó. Su lucha, todavía abierta, invita a debatir cómo el deporte argentino acompaña –o no– los cambios sociales que ya son una realidad.
Fuente: Clarín, Olé

















