Un científico de Harvard sugiere que 3I/ATLAS podría ser una nave extraterrestre
Otros Temas18/09/2025
REDACCIÓN
Asteroide
La noche del 1 de julio, un telescopio del proyecto ATLAS en Chile captó una luz fugaz que no respondía a los patrones habituales. Los cálculos confirmaron enseguida lo extraordinario: se trataba de un objeto que venía desde fuera del Sistema Solar. Fue bautizado 3I/ATLAS y ya es el tercer visitante interestelar en la historia.
El hallazgo desató entusiasmo y también controversia. La comunidad científica se dividió cuando Avi Loeb, astrofísico de Harvard, sostuvo que el objeto podría no ser un cometa común. En un estudio reciente, publicado junto con Adam Hibberd y Adam Crowl, sugirió que la trayectoria retrógrada y la alineación casi perfecta con la eclíptica presentan una probabilidad ínfima de ser casuales.
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Loeb, célebre por haber vinculado en 2019 al asteroide ‘Oumuamua con una posible sonda alienígena, volvió a insistir en un punto que incomoda: “3I/ATLAS muestra anomalías que podrían tener origen tecnológico, incluso con intenciones hostiles”. Su advertencia se apoya en teorías como el “Bosque Oscuro” y la “Paradoja de Fermi”, que plantean la posibilidad de civilizaciones que prefieren ocultarse.
Una de las observaciones que más llamó la atención fue la forma en que el objeto refleja la luz. Su polarización no coincide con la de ningún cometa conocido, ni en nuestro vecindario solar ni en registros anteriores de visitantes interestelares. Para Loeb, esta rareza confirma que se trata de un cuerpo único.
El astrofísico remarcó que 3I/ATLAS pasará cerca de Venus, Marte y Júpiter, pero no de la Tierra, lo que dificulta un estudio detallado. Aun así, advierte que su órbita ofrece condiciones que una nave alienígena podría aprovechar para acercarse a nuestro planeta sin ser detectada con facilidad.
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La comunidad científica reaccionó con cautela. Astrónomos de la NASA y la ESA describen al objeto como un cometa clásico, compuesto por agua congelada y dióxido de carbono. Paul Chodas, del Centro de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, aseguró que su recorrido sugiere un origen en la zona central de la Vía Láctea.
El enigma crece con su tamaño: 20 kilómetros de diámetro lo convierten en el objeto interestelar más grande registrado hasta ahora. Su coma y la cola de gas lo hacen visible con telescopios de aficionado, algo que no ocurrió con Oumuamua. Sin embargo, la intensidad de su brillo no concuerda con los cálculos de su superficie, lo que alimenta la intriga.
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Loeb defiende su hipótesis con un concepto que repite como un mantra: la modestia cósmica. “Es arrogante pensar que estamos solos en el universo”, afirma. Incluso recurre a la Apuesta de Pascal: sería un error ignorar un riesgo improbable pero devastador. Sus palabras generan tanto fascinación como rechazo, una tensión que lo acompaña cada vez que habla de visitantes de otros mundos.
Mientras el cometa avanza hacia su perihelio, previsto para fines de octubre, los astrónomos esperan recabar más datos. Luego seguirá su camino sin retorno hacia el espacio profundo. 3I/ATLAS se va, pero deja preguntas que desafían la certeza científica y reavivan el eterno dilema: estamos solos o alguien más nos observa.
Fuente: Infobae / NASA
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