Trump inició su discurso en la ONU con fallas técnicas y lo convirtió en una ofensiva contra Europa

Actualidad23/09/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Trump en la ONU
Trump en la ONU

El regreso de Donald Trump a la Asamblea General de las Naciones Unidas no pasó desapercibido y estuvo marcado por una mezcla de humor inicial y afirmaciones que generaron gran controversia. El mandatario estadounidense comenzó su intervención con problemas técnicos que dejaron fuera de servicio el teleprompter, lo que lo obligó a improvisar y bromear ante los representantes internacionales reunidos en Nueva York.

Entre risas de algunos asistentes, Trump comentó que el desperfecto lo llevaba a hablar “más desde el corazón” y lanzó una advertencia jocosa hacia los responsables del equipo. “Sólo puedo decir que quienquiera que esté operando este teleprompter está en un gran problema”, ironizó, intentando relajar el ambiente. También mencionó con humor el incidente de una escalera mecánica que se había detenido en su camino al estrado, lo que reforzó el tono distendido de su apertura.


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Ese comienzo ligero, sin embargo, dio paso a un discurso con tintes mucho más duros. Trump aseguró haber puesto fin a “siete guerras interminables” y rápidamente apuntó contra la propia ONU, acusándola de “financiar un asalto a los países occidentales y sus fronteras”. Con estas palabras, instaló el marco de un mensaje cargado de críticas hacia los organismos multilaterales y sus políticas.

El eje central de sus declaraciones fue Europa, a la que presentó como un continente bajo amenaza. “Europa está en serios problemas. Han sido invadidos por una fuerza de extranjeros ilegales como nunca antes se había visto”, sostuvo con tono alarmista. Sus palabras buscaron instalar la idea de que la inmigración constituye una amenaza existencial para la estabilidad de la región.


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En esa línea, Trump apuntó directamente contra el alcalde de Londres, a quien calificó de “terrible”, y describió a la ciudad como irreconocible. “Ha cambiado tanto que ahora quieren ir a la ley Sharia”, afirmó, generando reacciones de incomodidad entre los diplomáticos europeos presentes. Sus expresiones reforzaron la idea de un continente en retroceso, asediado por cambios culturales y sociales que, según su mirada, amenazan la tradición occidental.

El mandatario advirtió que tanto la inmigración como las “ideas energéticas suicidas serán la muerte de Europa Occidental si no se hace algo de inmediato”. Con este planteo, buscó posicionarse como una voz crítica de las políticas energéticas de la región, a las que responsabilizó de comprometer la seguridad económica y el futuro de millones de personas.

El discurso también se dio en un contexto de fuertes cuestionamientos a Trump por comentarios recientes vinculados con la salud pública. En días previos, sugirió que el paracetamol podría estar relacionado con un aumento de casos de autismo, sin aportar ninguna evidencia, e incluso recomendó a las mujeres embarazadas que evitaran su consumo. Estas afirmaciones encendieron las alarmas en la comunidad médica y en organizaciones de pacientes.


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Además, el mandatario volvió a insinuar dudas sobre la efectividad y seguridad de las vacunas, lo que intensificó la preocupación de expertos que advierten sobre el impacto de estas declaraciones en la confianza pública. Ante esta situación, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido (MHRA) salió a aclarar que “no hay evidencia de que tomar paracetamol durante el embarazo cause autismo en los niños”, desmontando de manera categórica las expresiones del presidente.

Las críticas de activistas y científicos no tardaron en multiplicarse. Diversas organizaciones acusaron a Trump de “desinformar de manera irresponsable”, al sostener que sus dichos pueden confundir a la población y poner en riesgo la salud de quienes se dejan influenciar por sus discursos. En particular, advirtieron que la difusión de mensajes sin respaldo científico debilita la confianza en los sistemas de salud y dificulta la lucha contra la desinformación en temas médicos.

El paso de Trump por la ONU dejó un balance cargado de tensión: un inicio marcado por fallas técnicas, un giro hacia declaraciones incendiarias sobre Europa y la inmigración, y un telón de fondo donde sus dichos sobre salud volvieron a colocarlo en el centro de la polémica global. Su estilo, una vez más, logró captar la atención mundial, aunque con un costo alto en términos de críticas y cuestionamientos.

Fuente: N A

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