El simulacro militar de China frente a Taiwán tensó el escenario asiático
Las maniobras militares chinas alrededor de Taiwán generaron una fuerte señal política y estratégica. En solo dos días, Pekín desplegó fuego real, simuló bloqueos marítimos y atacó puertos en ejercicios con fuerte carga simbólica. La operación concluyó, pero las tensiones no hicieron más que aumentar, según un análisis de Aída Palau para el programa Enfoque Internacional de Radio Francia Internacional (RFI).
El contexto se volvió más tenso luego de declaraciones del presidente Lai Ching-te. El mandatario taiwanés calificó a China como "fuerza hostil extranjera" y agitó las aguas diplomáticas en la región. Esa frase despertó reacciones inmediatas del gigante asiático, que redobló su presión sobre la isla.
ESCUCHAR EL AUDIO DEL PODCAST:
Diego Riddick, del Centro de Estudios Chinos de la Universidad Nacional de La Plata, explicó que el mensaje es claro. “Esto da a entender una intención cada vez más fuerte de separarse de China”, dijo en diálogo con RFI. Taiwán camina una delgada línea, consciente del poder que observa desde el continente.
OTRAS NOTICIAS:
El gobierno de Xi Jinping insiste en que la reunificación es inevitable. “China lo califica como un hecho inminente”, afirmó Riddick sobre el discurso oficial de Pekín. El consenso de 1992 sigue siendo la referencia, aunque el tiempo parece desgastarlo.
China repite que desea una reunificación pacífica, pero no descarta el uso de la fuerza. Si Taiwán llegara a declarar su independencia de forma unilateral, la respuesta sería inmediata. Esa línea roja, aunque no escrita, es entendida por todos los actores regionales.
Estados Unidos observa con cautela, sin despegarse del concepto de “ambigüedad estratégica”. Reconoce a China como nación desde 1979, pero no aclara en qué condiciones intervendría en defensa de Taiwán. El mensaje es que prefiere mantener dudas antes que compromisos.
OTRAS NOTICIAS:
La reciente maniobra no fue anticipada por Pekín a otras potencias. Según Riddick, “China interpreta que no debe dar señales, porque es un asunto interno”. En ese marco, el país asiático considera ilegítima cualquier injerencia extranjera en el estrecho.
Taiwán vive bajo constante vigilancia y cada movimiento es observado desde el otro lado del mar. Los ejercicios dejaron en claro que cualquier gesto político será seguido de una reacción militar. No fue la primera vez y probablemente no será la última.
El temor a una escalada militar directa se mantiene latente, pero no inminente. Riddick señala que no habrá ataques mientras no se cruce el límite fijado por Pekín. Eso incluye una declaración formal de independencia, algo que todavía no está en el horizonte.
OTRAS NOTICIAS:
Las tensiones no son nuevas, pero cada episodio eleva el nivel de riesgo regional. El equilibrio diplomático parece frágil, sostenido por la retórica y la cautela mutua. Pero un paso en falso podría romper ese fino hilo.
Taiwán sigue afirmando su identidad, mientras China reafirma su soberanía histórica. Ambas partes se mueven en un tablero minado de simbolismos y mensajes indirectos. Pero las maniobras con fuego real son todo menos ambiguas.
Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional