Emprendedores: la importancia de planificar, presupuestar y pensar la estrategia en los negocios

Enfoques29/09/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Planificación
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En su columna de los lunes en #MODO17 por #LA17, el consultor Diego Torres comenzó recordando que el mercado financiero y el mundo cripto no se detienen nunca. “En cripto no hay día, no hay lunes ni domingo, se trabaja 24/7”, dijo, para marcar que las reglas de los negocios modernos ya no responden a rutinas fijas. Esa introducción le sirvió para encadenar con un tema que consideró central: cómo se toman las decisiones cuando se quiere emprender y qué herramientas permiten sostener un proyecto en el tiempo.

Torres explicó que todo proceso de decisión tiene tres niveles. “Tenés el nivel político donde elegís qué objetivo seguir, el nivel de gestión donde diseñás un plan y el nivel de ejecución donde llevás adelante ese plan”, detalló. Según el consultor, muchos emprendedores se entusiasman con una idea pero no logran transformarla en un esquema sólido porque saltan etapas. “Hoy nos vamos a detener en el nivel de la planificación, que es cuando uno diseña un plan habiendo concebido un objetivo”, afirmó.


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En ese punto introdujo el concepto de presupuesto como herramienta fundamental. “Un presupuesto es la traducción cuantitativa de un objetivo político o estratégico”, sostuvo. Es decir, se trata de convertir una meta en cifras concretas de ventas, costos y gastos. “No es futurología, es previsión. Hay estudios que permiten proyectar escenarios posibles”, aclaró, para despejar la idea de que planificar se reduce a suposiciones sin base técnica.

El consultor recordó que gran parte de las pymes argentinas carece de presupuestos formales. “La mayoría de los negocios no tienen presupuesto, y los que lo hacen muchas veces lo hacen de manera inconsistente”, advirtió. Esa carencia genera que muchos empresarios tomen decisiones a ciegas, sin medir el impacto futuro de variables como el dólar, la inflación o los cambios de consumo. La consecuencia, explicó, es que pueden pensar que un negocio rentable deja ganancias, cuando en realidad consume más capital del que genera.

Torres explicó que un presupuesto completo debe contemplar tres miradas: la económica, la financiera y la patrimonial. “Podés tener un negocio rentable desde lo económico, pero financieramente consumir plata por el nivel de inversión, o incluso descapitalizarte porque tu patrimonio se reduce”, ejemplificó. Esa triple visión permite evitar errores frecuentes, como creer que las ventas alcanzan para cubrir los gastos sin calcular el impacto de los costos fijos o de las deudas.


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También mencionó la práctica de armar presupuestos en tres versiones: optimista, pesimista y esperada. “Lo que tiene el presupuesto es que me permite crear escenarios futuros y prepararme para esos escenarios”, dijo, y explicó que esa metodología ofrece un panorama amplio para tomar decisiones más informadas. Para Torres, el error no es equivocarse en la proyección, sino no contar con un esquema de referencia para evaluar las diferencias entre lo previsto y lo ocurrido.

El columnista puso ejemplos concretos de lo que ocurrió en el último año en el sector minorista. “Hubo un estoqueo para protegerse de la inflación, eso aumentó el patrimonio pero sacó fondos. Después se cayó la venta, no cubrieron los costos fijos y vendieron a pérdida”, describió. Según señaló, esa trampa se podría haber anticipado con un ejercicio presupuestario que contemplara distintos escenarios y la posibilidad de una baja en la demanda.

Más allá de lo empresarial, Torres invitó a trasladar el concepto al plano familiar. “Hacemos un poco eso en las economías hogareñas, donde proyectamos ingresos y gastos. En los negocios la dinámica es más compleja, pero la lógica es la misma”, indicó. Esa comparación le sirvió para remarcar que incluso en pequeños proyectos se puede aplicar la disciplina de presupuestar y controlar desvíos entre lo planificado y lo real.


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Sobre la relación entre estrategia, gestión y presupuesto, Torres fue categórico. “Si me equivoco en el negocio en el que estoy, no lo voy a resolver con un buen presupuesto. Pero si tengo un buen negocio y lo gestiono mal, me pierdo una oportunidad”, remarcó. Con esa afirmación buscó subrayar que el presupuesto es una herramienta poderosa, pero no reemplaza la necesidad de elegir bien el rumbo del emprendimiento.

Hacia el final de su columna, el consultor introdujo un concepto de autoría propia que llamó “economía de escala del conocimiento”. “En el siglo XX la ventaja era la economía de escala en la producción; en la era digital apareció la economía de escala de la demanda con las redes sociales. Hoy entramos en la economía de escala del conocimiento”, explicó. Y cerró con una definición que dejó claro el impacto de las nuevas tecnologías: “Combinando inteligencia artificial, blockchain y otras herramientas digitales se pueden generar productos únicos con alto potencial de convertirse en los próximos unicornios”.

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