Sheinbaum celebró su primer año en el poder con fuerte respaldo popular y una promesa central

Claudia Sheinbaum celebró su primer año como presidenta de México con un estilo sobrio y una frase que marcó el tono de su gestión. “Hay que cumplirle al pueblo, eso es lo importante”, afirmó durante su conferencia matutina, evitando los balances extensos y las promesas espectaculares. A un año de asumir el 1 de octubre de 2024, mantiene un nivel de aprobación superior al 70 %, según encuestas recientes.

La mandataria, de 63 años, llegó al poder con más de 35 millones de votos y se convirtió en la primera mujer en gobernar México. Su Gobierno se presentó como la continuidad del proyecto iniciado por Andrés Manuel López Obrador, con foco en programas sociales, obras públicas y control estatal de la energía. Durante la campaña, su lema fue claro: “Honestidad, amor al pueblo y resultados”.

Sheinbaum insistió en que su gestión se apoya en una motivación ética. “La convicción es como el amor. Y es eso, es lo que te jala, es lo que te mueve… no podés fallar. Porque hay una convicción de servicio al pueblo por encima de todo”, señaló ante la prensa, marcando distancia de definiciones individuales y resaltando el carácter colectivo de su movimiento.

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Cuando le pidieron un balance, se negó a adelantar detalles. “El domingo. Espérense al domingo, imagínense, no voy a adelantar”, dijo entre sonrisas, aludiendo al acto que se realizará en el Zócalo de Ciudad de México. El evento servirá como escenario para presentar un informe amplio y trazar la agenda futura.

Este primer año no estuvo exento de turbulencias. La mandataria debió manejar crisis de violencia criminal, tensiones migratorias con Estados Unidos y presiones comerciales del gobierno de Donald Trump. Además, atravesó intensos debates sobre reformas constitucionales que incluyen cambios energéticos, electorales y judiciales.

En paralelo, impulsó obras prioritarias como la expansión del sistema ferroviario, la reconfiguración del sistema público de salud y una transición energética con protagonismo estatal. El respaldo del 73 % la ubica por encima de López Obrador en su primer año, aunque ella cuenta con una mayoría legislativa más acotada que su antecesor.

“Tenemos que cumplir los 100 puntos marcados al inicio del mandato y seguir gobernando con honestidad, con principios y con nuestras causas”, aseguró. Para Sheinbaum, mantener la confianza popular es tanto una obligación política como una convicción personal.

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La mandataria remarcó su pertenencia a un movimiento más amplio. “Yo creo que en nosotros lo más importante es mantener la convicción. Digo nosotros porque todos venimos de una lucha social por la democracia, el bienestar y las libertades”, explicó. Esa idea de continuidad es la base sobre la que busca sostener su legitimidad.

Este fin de semana, miles de personas se reunirán en el Zócalo para acompañarla en un acto que mezclará balance, celebración y proyección política. La fecha exacta de su toma de posesión fue el 1 de octubre, pero eligió el domingo para facilitar la asistencia masiva y mostrar la fuerza de su base social.

A un año de su llegada, Sheinbaum mantiene un discurso firme, sin giros grandilocuentes, y refuerza la promesa que definió su arranque: cumplirle al pueblo.