
Rumor por 10 licencias de calamar: abogados en alerta y poteros que no aparecieron
Actualidad08/12/2025
Sergio Bustos
En las últimas horas corrió un rumor que agitó a la industria pesquera: el Estado Nacional habría evaluado licitar 10 nuevas licencias para la pesca selectiva de calamar.


La versión se expandió rápido y provocó una reacción inmediata. Varios estudios jurídicos se movieron con urgencia y empezaron a preparar presentaciones para quedar posicionados si la iniciativa avanzaba.
Ese apuro no se explicó solo por el número. Se explicó por la pelea que suele generar cualquier cambio en el reparto de permisos y por la expectativa de abrir una ventana nueva en un negocio sensible.
Sin embargo, el primer freno no apareció en una oficina. Apareció en el terreno.
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La falta de buques poteros habría sido el obstáculo central para convertir el trascendido en algo operativo. Sin barcos adecuados, la licencia quedaba como un papel sin motor.
En ese contexto, Mar&Pesca consultó a fuentes de la Subsecretaría de Recursos Acuáticos y Pesca.
La respuesta evitó la confirmación. Tampoco hubo un desmentido tajante.
Desde el área señalaron que la propuesta “estaba en pañales” y marcaron un límite temporal: no iba a regir en la temporada en curso.
Mientras tanto, un empresario interesado en acceder a una licencia sostuvo que la intención oficial de avanzar “estuvo firme”, incluso con presiones en contra.
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En su relato, las resistencias provinieron de “algún que otro prestamista” vinculado a armadores: gente que vendió barcos y después se dedicó a financiar campañas.
Y lanzó una frase que elevó la temperatura del tema: “Es lógico que estén en contra, pero no van a poder contra el Estado Nacional”.
Hoy existen 82 permisos vigentes para la pesca selectiva del calamar. Por eso, la sola mención de sumar nuevas licencias abrió discusiones internas, suspicacias y pases de factura.
El debate no solo pasó por quién entraba y quién quedaba afuera. También se concentró en la capacidad real de operar, la disponibilidad de flota y el esquema de administración que se buscó sostener.
En ese escenario, el potero volvió a quedar en el centro. La licencia podía entusiasmar, pero el barco definía.
Por ahora, el panorama quedó en una zona gris: una idea que no se oficializó, un sector que se activó como si ya estuviera lanzada y un límite práctico que ordenó la discusión.
Sin poteros, no hubo licitación que caminara.






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