UOCRA proyectó obra pública: “No sé de dónde vamos a sacar trabajadores”

El secretario general de la UOCRA Viedma, Damián Miler, anticipó que Río Negro podía entrar en 2026 con una agenda cargada de obra pública. Habló de un repunte impulsado por recursos provinciales y por acuerdos con organismos internacionales.

En FM DE LA COSTA, Miler describió un escenario que, según sostuvo, dejó al gremio en estado de expectativa. No solo por la cantidad de proyectos, sino por el tipo de obras que podían ponerse en marcha casi en simultáneo.

En ese marco, marcó una diferencia que se repitió en el sector: el movimiento energético no siempre derramó hacia toda la construcción. “Estamos expectantes porque sabemos que las obras de gas y petróleo no derraman para todos los constructores”, explicó.

Aun así, el gremialista sostuvo que el año próximo podía abrirse otro frente con efecto más directo en empleo y actividad. “Para el año que viene se espera una importantísima cantidad de obras provinciales, producto de las regalías petroleras, más los acuerdos con organismos internacionales”, señaló.

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Miler puso ejemplos concretos. Mencionó mejoras vinculadas a infraestructura y citó obras que se ataron a financiamiento externo, como intervenciones para mejorar espacios públicos y culturales.

También dio un anuncio puntual: “Con los recursos petroleros se construirá un hospital en Sierra Grande”, afirmó. En su lectura, esa obra iba a empujar trabajo civil pesado y movimiento sostenido en la zona.

Pero el mismo diagnóstico dejó una alarma. “No sé de dónde vamos a sacar los trabajadores para hacer ese tipo de obras civiles”, advirtió, y planteó que el cuello de botella podía aparecer por el lado de la disponibilidad de mano de obra calificada.

Ahí se metió un factor que el gremio ya miró de reojo: la superposición con grandes proyectos energéticos. Miler habló de reafirmar lo que venía en gas y petróleo y de la obra pública que podía “derramar” por acuerdos alcanzados por la provincia.

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En ese paquete, el VMOS se volvió una referencia inevitable, por el volumen de servicios, logística y contratación indirecta que suele arrastrar cuando se activa en serio. Aunque no fuera una obra pública tradicional, su tracción podía disputar trabajadores con hospitales, infraestructura urbana y proyectos provinciales.

La tensión, entonces, no solo pasó por “más obras”. Pasó por el orden de arranque y por la capacidad real de cubrir planteles sin frenar frentes de trabajo.

Miler lo presentó como una oportunidad, pero también como una obligación sindical y estatal. “Nos espera un panorama bastante alentador y esperanzador”, dijo, y lo vinculó a conversaciones con el gobernador Alberto Weretilneck.

Según indicó, ese diálogo apuntó a sostener dos carriles: proyectos energéticos y obra pública provincial financiada por regalías y convenios. En el medio, quedó el impacto sobre proveedores, contratistas y cooperativas de la construcción.

En el cierre, el dirigente dejó definido el eje que quería empujar desde la UOCRA. “Ahora, tenemos una gran tarea: formar trabajadores”, afirmó.

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Y completó el argumento con una frase que funcionó como síntesis del momento: “la mano de obra será bastante intensiva en lo que se viene”.

Si el VMOS avanzaba con ritmo fuerte y, en paralelo, la Provincia largaba obras grandes como el hospital de Sierra Grande, el dilema no iba a ser encontrar proyectos. Iba a ser conseguir gente preparada, a tiempo, para que la reactivación no se frenara por falta de cuadrillas.