
Fred Machado rompió el silencio: habló de Espert, Lemoine y su historia con la política argentina
Actualidad07/10/2025
Sergio Bustos
“No soy narco, soy un tipo que se equivocó”, dice Federico “Fred” Machado al comenzar su relato. Su voz mezcla bronca y cansancio. Asegura que fue utilizado como pieza de una trama mucho más grande, donde confluyen política, dinero, aviones y tribunales internacionales.


El empresario aeronáutico, de trayectoria en Estados Unidos y Centroamérica, detalló cómo conoció a José Luis Espert en 2019 y por qué decidió aportar a su incipiente carrera política. “Espert no me pidió plata. Me pidió ayuda”, recordó en diálogo con Radio Rivadavia. Según él, el encuentro fue casual, se interesó por su discurso liberal y optó por colaborar con gastos logísticos y de movilidad.
“Me dijo ‘te necesito, tampoco es mucho’. Estaba presentando un libro y le financié los gastos para moverse”, contó. La primera reunión ocurrió en la casa de Luis Rosales, ex vicepresidente de Avanza Libertad, donde también participó el consultor estadounidense Dick Morris. En esa misma reunión, Machado conoció a Lilia Lemoine, seleccionada para protagonizar una publicidad política.
Relató que en 2019 aportó unos 150 mil dólares en comidas y viáticos, además de firmar un contrato de asesoría por 200 mil dólares en el marco de un proyecto minero en Guatemala. “No eran millones como dice Grabois. Fue un contrato firmado y declarado”, subrayó. Negó haber financiado estructuras políticas costosas o movimientos ocultos.
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“No era que yo le pagaba la carrera a Espert. Éramos tres tipos, no había estructura. Mi asistencia era mínima”, explicó. Según su versión, su colaboración apuntaba a sostener actividades públicas, no a montar un aparato político.
Machado aseguró que Espert utilizó dos veces su avión y que en aquella época no existía ninguna acusación judicial. “El error de Espert fue haberme negado. Porque se iba a saber. Hay fotos, hay testigos”, lamentó. Para él, si el diputado hubiera admitido el vínculo desde el principio, el escándalo no habría escalado.
En otro tramo de la entrevista, Machado negó rotundamente cualquier relación con redes de narcotráfico. “Nunca me drogué, nunca transporté drogas. Nunca nadie vino a proponerme nada ilegal”, afirmó. Explicó que los aviones señalados en la causa pertenecían a trusts que él administraba, pero eran utilizados por terceros.
Su defensa se centra en el funcionamiento del sistema aeronáutico estadounidense. “En Estados Unidos, si sos extranjero, registrás el avión a través de un trust. Es algo habitual”, señaló. Dijo que uno de los episodios que se usó en su contra fue un video que él mismo compartió en tono de broma, sobre un avión aterrizando en la selva.
Machado repasó su historia personal. Empezó a trabajar en la herrería de su padre a los 15 años, emigró a Estados Unidos y construyó su capital en la industria aeronáutica. “La aviación es una industria de capital intenso. Empezás vendiendo un avión chico, después uno más grande y cuando te querés acordar estás vendiendo un jet”, contó.
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En Guatemala fundó un emprendimiento llamado Argentina Los Alpes, con el que generó empleo en comunidades indígenas. “La gente me adoptó, me recibieron con cariño. Me escriben hasta hoy”, relató. Sin embargo, asegura que la prensa local lo atacó duramente. “Me pegaron más desde la izquierda que desde la derecha”, sostuvo.
Su relación con la justicia estadounidense marcó un punto de quiebre. “En Estados Unidos te pueden meter 30 años preso y después te dicen ‘nos equivocamos’”, advirtió. Afirmó que nunca estuvo detenido allí, pero que la exposición pública y la presión judicial “lo destruyeron”.
Machado también recordó un episodio relacionado con la camioneta negra blindada usada por Espert durante la campaña presidencial. “No fue un atentado. Pasó por la Villa 31 y le metieron dos piedrazos”, aclaró.
Sobre el plano político, su balance es amargo. “No me defendió nadie. Todo el mundo me soltó la mano”, dijo. La decepción con Espert aparece una y otra vez: “Si hubiera dicho ‘sí, lo conocí, me ayudó’, no pasaba nada. Pero prefirió negarlo”.
Hacia el final, el empresario se muestra más personal. Recuerda a su perro, un mastín que murió a los tres años. “Ese perro me hablaba en los sueños”, confiesa, y cuenta que por su amor a los animales quiso conocer a Javier Milei. “Espert se me rió en la cara: ‘¿vos dormís con los perros también?’, me dijo”.
Su historia mezcla política, tribunales y una vida entera alrededor de los aviones. “Me convirtieron en radiactivo. Me aislaron, me hicieron un personaje que no existe”, concluyó. La causa en Estados Unidos sigue abierta, pero Machado decidió dar su versión completa y ponerle voz a un entramado que durante años circuló solo en expedientes y rumores.
















