Israel, entre el dolor y la radicalización tras dos años de guerra en Gaza

Un reciente episodio del podcast Enfoque Internacional de Radio Francia Internacional (RFI) analizó el estado de ánimo de la sociedad israelí tras dos años de guerra en Gaza, marcada por el dolor, la polarización y el ascenso de posturas extremas. Según diversos sondeos, la mayoría de los ciudadanos israelíes apoya un acuerdo con Hamás para liberar a los últimos 48 rehenes, aunque el sufrimiento de los gazatíes parece ausente del debate público.

La corresponsal Janira Gómez Muñoz, desde Jerusalén, describió cómo los ataques del 7 de octubre de 2023 transformaron el miedo inicial en una mezcla de trauma colectivo y sed de venganza. “El mejor futuro para Gaza es que no haya Gaza”, afirma Benzion Asher-Abaskal, un joven israelí que observa los escombros desde Sderot. Según las encuestas citadas, ocho de cada diez ciudadanos judíos comparten esa visión expulsiva respecto de los palestinos.

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En el extremo opuesto, una minoría intenta mantener viva la crítica moral dentro de Israel. Galit Samuel, de 56 años, se manifiesta en la valla fronteriza con una pancarta que reclama “libertad para el gueto de Gaza”, rodeada por policías y soldados. “Es una guerra de exterminio. Un fracaso moral total y, como israelí, pido al mundo frenar este genocidio”, denuncia.

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A unos 70 kilómetros, en Tel Aviv, las protestas semanales congregan a miles de personas que reclaman “Paremos la guerra” y exigen la liberación de los cautivos. Hadas, una de las manifestantes, sostiene que “este gobierno está destruyendo a Israel desde dentro” y culpa al primer ministro Netanyahu por bloquear los acuerdos con Hamás.

El eje de las marchas no es el sufrimiento palestino, sino el deseo de que los rehenes regresen y no mueran más soldados israelíes. La empatía hacia los gazatíes es mínima, un reflejo de la profunda desconexión emocional entre ambas poblaciones luego de años de enfrentamientos y discursos deshumanizantes.

Mientras tanto, las negociaciones entre Israel y Hamás avanzan bajo el plan impulsado por Donald Trump, que contempla un alto el fuego definitivo a cambio de la entrega de los rehenes. “Espero que podamos verlos de vuelta”, expresó Daniel Lifshitz, nieto de dos exrehenes, al rendir homenaje a las víctimas del kibutz Nir Oz.

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El informe de RFI concluye que, tras dos años de bombardeos y dolor, la palabra “paz” ha desaparecido del vocabulario cotidiano, reemplazada por expresiones de odio y resignación. El conflicto, lejos de cerrarse, ha dejado una sociedad israelí más fragmentada, temerosa y radicalizada.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional